jueves. 25.04.2024
EN UN RINCÓN PARA DOCE

¿Por qué no me han dejado presenciar el partido?

Amigos lectores, hoy tengo que pedirles perdón al no relatar nada de lo acontecido en el estadio de Los Pajaritos. No me han permitido contemplarlo, ni escucharlo y sí han accedido a que estuviese sentado descansando relajadamente en un rincón. Hoy no ha podido ser y, bien que lo siento.He...
Amigos lectores, hoy tengo que pedirles perdón al no relatar nada de lo acontecido en el estadio de Los Pajaritos. No me han permitido contemplarlo, ni escucharlo y sí han accedido a que estuviese sentado descansando relajadamente en un rincón. Hoy no ha podido ser y, bien que lo siento.

He tenido que parar y entrar en boxes para corregir algunas anomalías que se estaban produciendo en alguna parte recóndita de mi motor. No se ha gripado pero han tenido que controlar el árbol de levas. Estaba convencido que solamente sería algo de chapa y pintura, pero no, ha podido ser un rayón fuerte y profundo en las válvulas de abre y cierra que, cogidas a tiempo, han vuelto a poner a punto el motor y aquí estamos de nuevo, con gran pesar porque me he perdido lo mejor y, además, cerca de casa.

Que casualidad, ha sido ahora que el otoño empieza a colorearnos con lo broncíneo de su patina de colores. Ha sido ahora que las lluvias están empapando las entrañas de las tierras agostadas y de las frescas. Justamente ahora que ha empezado a llover mi cuerpo tiene pequeñas goteras.

Ha sido en septiembre, ese mes encabalgado con el verano que se va jugando con el otoño, mes en que: “Las hojas de un verde/ mustio, casi negras,/ el viento de septiembre besa,/ y se lleva algunas amarillas, secas,/ jugando entre el polvo / blanco de la tierra”, como Machado cantara en sus aquellas "Soledades".

Tenía todo, absolutamente todo, preparado para trasladarme desde este Rincón para Doce, ciento siete kilómetros, hasta Soria. Manuel Ángel, mi Director, me había provisto de las pertinentes credenciales para poder convivir en la tarde del viernes pasado y en la mañana del sábado con la plantilla y el cuadro técnico. Era mi intención entregarle a Juan Ignacio Martínez un obsequio, que sé le iba a gustar y emocionar. No ha sido posible. Queda en mi débito y lo haré en otra ocasión y se les informará desde estas queridas páginas.

Me hubiera gustado, no ha podido ser, acercarme hasta el hotel, sentarme y charlar con el jefe de la muchachada y contagiarle de la tranquilidad de esta cariñosa y apacible ciudad producto de ese hálito machadiano que desprende cada uno de sus rincones.

Me hubiera gustado, no ha podido ser, captar la impresionante sensibilidad del grupo y la mágica utilización del verbo que Juan Ignacio emplea con esos muchachos de sentimientos tan hermosos en este día septembrina en la que juntamente a Paco Ibáñez me he puesto a canturrear aquel poema Machadiano en el que: "Tus ojos me recuerdan las noches de verano/ negras noches sin luna,/ orilla al mar salado".

Me hubiera gustado, no ha podido ser, haber paseado desde el viernes, al atardecer, por el parque de la Alameda de Cervantes, la popular dehesa, y contemplar el juego de luces y sombras que se produce en la mañana.

Me hubiera gustado, no ha podido ser, recordar que muy cerquita de Los Pajaritos existe un monasterio desacralizado y sin culto que perteneció a los Caballeros Templarios cuyo nombre es San Polo, que bien podría ser el pariente masculino de la alicantina Santa Pola. Pues fíjense, los dos han protegido a los del Duero.

Me hubiera gustado, no ha podido ser, contemplar como las calles del centro de esta literaria y artística ciudad se estaba llenando de peatones con bufandas blanquinegras y jolgorio, para sentarme con ellos junto a unas mesas con su paraguones, cubriendo la plaza de Herradores y entusiasmarme con el buen ambiente de los cartageneristas abrigados con bufandas, camisetas y banderas y de vino y cañas.

Me hubiera gustado, no ha podido ser, haberme quedado a contemplar, de vuelta a casa como, en poco tiempo, el paisaje iba empezando a despedirse del hombre y sus circunstancias convirtiéndose en único dueño de la realidad y que los bosques, quebradas, cañones y hoces se me hubieran presentado como los protagonistas casi exclusivos, dejando reducida la presencia humana a una anécdota simbólica en forma de pequeñas pedanías y modestos pueblos en los que parece casi mentira que viva alguien.

Es por todo esto y por muchas cosas más por lo que no me han dejado presentarme en Soria, en Los Pajaritos, porque me hubiera entristecido y no hubiese sido de excelencia para mi corazón, asiento del amor y de los sentimientos, contemplar la segunda derrota de nuestros muchachos.

¡Amigos!, hasta el domingo que viene, que nos deleitaremos, si Dios quiere, recibiendo a los de La Sultana reprochándoles las dádivas otorgadas al Hércules para su ascenso. Ya saben, sean buenos...y no tengan miedo que a este articulista casi se le gripa el motor, pero le ha repostado con buena gasolina. ¡Ay! ¡Ay!

Pedro-Roberto J.P. hoy en Villamediana de Iregua. Dies9/18: ante diem quartum decimum Kalendas Octobres .

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