jueves. 18.04.2024

¿Quién dijo miedo? La nueva liga comenzó en Almería

 GUILLERMO JIMÉNEZ Materialmente es casi imposible que el Cartagena sufra de aquí a final de la Liga como sufrió e hizo sufrir a su masa de seguidores el año pasado hasta la finalísima en el Anexo del Gran Canaria en Las Palmas. ¿Por qué no debemos esperar ahora tanto sufrimiento?  Sencillamente...

 GUILLERMO JIMÉNEZ

Materialmente es casi imposible que el Cartagena sufra de aquí a final de la Liga como sufrió e hizo sufrir a su masa de seguidores el año pasado hasta la finalísima en el Anexo del Gran Canaria en Las Palmas. ¿Por qué no debemos esperar ahora tanto sufrimiento?  Sencillamente porque no se dan las circunstancias que se dieron en la última competición, horrorosa en todos los órdenes, con una plantilla muy inferior a la actual en número de efectivos y en calidad, y bastantes meses como barco a la deriva hasta que Belmonte y Deseado Flores aparecieron para hacer desaparecer el despropósito dirigente de Sporto y cambiarlo por la coherencia. Del caos a la normalidad.

Lo único (y no es poco) que tiene la plantilla albinegra que el dueño y fichador Belmonte ha dejado en las manos de Alberto Monteagudo tras el acuerdo entre amigos con Víctor Fernández para que éste dejase la pizarra albinegra de las tácticas para pasar a cuatro meses sin tensiones,  es el lastre de esa ristra de morcillas envenenadas de las 8 jornadas consecutivas con un balance que acongoja y apabulla: cuatro empates y cuatro derrotas. Cero triunfos cuando estamos viendo todos los domingos equipos que ganan los  partidos con goles 'a la remanguillé". Uno de los últimos, el que encajó el Betis B en la Condomina de la Puerta de Orihuela murciana, sin restarle méritos a Góngora.  
 
A lo que iba: de veinticuatro puntos disputados solo 4 fueron a la caja de inseguridad del Cartagena. Tres goles a favor en 720 minutos de juego con una media de 0,37 tantos por encuentro y diez en  contra y tratándose de que Limones estaba en la portería para que los guarismos no fuesen más trágicos y las lágrimas no se desbordasen en la rambla de Benipila.
 
 De ser aspirante no confesado abiertamente al playoff (del deseo a la realidad hay un buen trecho) el equipo ha pasado a verse cerca de las fauces del león de la promoción de descenso y de la propia caída a Tercera. Mas yo -opinión  personal a rebatir como todas-, me coloco contra la corriente de esos pésimos números y no estoy de acuerdo con esta pesimista posibilidad cuando faltan catorce jornadas para el final y los consiguientes 42 puntos por pelear. Acertando además. Porque este equipo con la que está cayendo aún tiene una credibilidad y el del pasado ejercicio apenas la tenía, con muchos factores en contra que sin unos rectores sin pericia habrían  hecho inclinar la rodilla y finalmente acabar claudicando.
 

ESTE ES EL CAMINO: En casa, Mérida, UCAM, Recreativo, Betis B, Algeciras, Villanovense, R. Murcia y San Roque. Fuera: Jumilla, Jaén, Granada, Marbella, La Hoya Lorca y Melilla
Esta plantilla a la que ensalzo y justifico lo justito hasta cierto punto, sin entrar en contradicción, no está exenta de culpa porque globalmente como conjunto ha sido incapaz de mantener el tipo (se ha olvidado de que sabía jugar pero al final no sabiendo a qué)  pero tampoco es ese equipo que algunos ven para tirar al basurero y al que desde algunos medios con antenas repetidoras en toda la Región han ido empujando domingo a domingo al infierno, con o sin razón, arrastrando de paso a las llamas al novato Víctor Fernández, anestesiado ante el dolor por el cariño que le tenía y le tiene la afición.
 
Monteagudo dispone de elementos suficientes -recuperando algunas de las piezas que han estado ausentes por lesiones- para dotar al colectivo de fuerza suficiente para ganar los partidos y reaccionar. ¿Hasta dónde? Hasta la salvación sin agobios y hasta para agarrar una plaza de la Copa del Rey que se lo merece la afición, en lo deportivo, y lo espera el planteamiento  sanador del Concurso de acreedores. Entrar en la Copa estaría al alcance con una reacción hasta llegar a los puntos 54/58 puntos necesarios, descartando a los filiales Sevilla Atlético y Granada B. El Cartagena tendría que  ponerse las pilas y sumar de aquí a final de campeonato más puntos de los que ha sumado hasta hoy.
 
También se necesita  el ofrecimiento de una mejor imagen en el campo, desprovisto de la presión. El discurso de Alberto Monteagudo es bueno, como lo era el de Víctor Fernández, pero a éste, con toda su mejor voluntad,  le traicionaron en su trabajo varias cosas básicas: inexperiencia, carácter, inconcreción y la escasa respuesta de futbolistas fundamentales a los que él justificaba de puertas afuera metiéndolos también  en el saco de los que se partían el pecho. (En el fútbol y en la vida todo el mundo no puede "ser güeno"). Pero comprendo que decirlo públicamente además de valiente es suicida.
 
Olvidémonos de los refuerzos que no han llegado para el ataque. No estoy muy seguro de que el sevillano Fernando, que no ha levantado cabeza como goleador en Hércules (6 goles, tres de ellos de penalti) y Reus (5 tantos, el último de ellos lo marcó a primeros de diciembre en el campo del Huracán, desaparecido en combate con la Federación),  desde que salió tras una segunda vuelta bastante gris en el Cartagena en cuanto a dianas: 18 en la liga, cinco de ellas en la segunda parte de la competición,  fuese ahora la solución. A Fernando le dio prestigio aquel gol al FC Barcelona, el 1-0 en la Copa del Rey en el Cartagonova. Y creo que Arturo Rodríguez Pérez-Reverte está mejor en Escocia, cedido por el Córdoba,  de lo que estaría de albinegro.
 
Solo falta que en esta nueva Liga que comenzó en Almería con un punto con Monteagudo y que puede saber a poco, el equipo  en adelante sea más sobrio, menos blandengue, más astuto y que resulte áspero para los equipos rivales. ¡Ah! Y que se defina en la estrategia, que no vaya dando tumbos tácticos y que, ante todo y por todo que entre Menudo, Chus Hevia y Fede Laens  sumen 5 goles cada uno en lo que resta de Liga -no es mucho pedir- y que  además de redondear el cupo de tantos hasta una cifra digna se ocupen Sergio García (sin estrenar esta faceta de dar con la pelota en la red),  Juanlu (buena pegada), Cristo y los defensas goleadores cuando pueda ser, y hasta Quique Rivero, del que recuerdo su gol en la Condomina antes de que el colegiado Rives Leal comenzase a barrer para el poderoso equipo del señor Mendoza.
 

¿Quién dijo miedo? La nueva liga comenzó en Almería
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