jueves. 25.04.2024

Quirantes, el mártir que no se hizo millonario

Quirantes caía bien al cartagenerismo cuando aparecía los lunes noche en Televisión Murciana en el programa conducido por el periodista Juanmi. Aportaba sin aspavientos  sus conocimientos futbolísticos (colaboró con el Recre, el Real Murcia, el Sangonera, pero nunca vivió exclusivamente del fútbol; antes al contrario, parece que aún le deben...
Quirantes caía bien al cartagenerismo cuando aparecía los lunes noche en Televisión Murciana en el programa conducido por el periodista Juanmi. Aportaba sin aspavientos  sus conocimientos futbolísticos (colaboró con el Recre, el Real Murcia, el Sangonera, pero nunca vivió exclusivamente del fútbol; antes al contrario, parece que aún le deben algún dinerillo en tierras de fandangos y en la de los paparajotes) y no se le recuerda conflicto originado por alguna frase suya que situase al Efesé malamente. Jamás se complicó la existencia. Estuvo exento de polémica el farmacéutico militar.

¡Ah! Pero todo fue entrar en la órbita del FC Cartagena, yo no sé cómo, y sus movimientos como director deportivo comenzaron a ser mirados con lupa por todo el mundo. Normal. Era el sucesor nada menos que de David Buitrago, el certero planificador de la plantilla del ascenso  que después siguió en idéntica labor hasta que el de Caravaca fue defenestrado por el dueño del club. Normal.

Ángel Quirantes comenzó pronto a esbozar su idea –se supone que refrendada por Paco Gómez- de rejuvenecer la plantilla, puso el turbo y comenzó a prescindir de algunos ídolos del plantel. La baja más sonada fue la de Víctor Fernández, quien terminaba contrato y no fue renovado ni se le dio opción a ello cuando un referéndum popular habría dado la continuidad del extremeño de Leganés, omnipresente aún en el cartagenerismo vías sociales y medios de comunicación en los que tiene buene ascendencia.

Las formas utilizadas para no disponer de 'el Chingu', el dorsal 21 del Cartagena más espectacular en medio siglo de fútbol albinegro, no agradaron a nadie. Ahí comenzó Quirantes a granjearse antipatías en cantidades industriales. Algunas declaraciones por las que AQ restaba méritos al despliegue técnico de Victor (dijo de él que había goleado pero que la mayoría de tantos fueron de penalti) comenzaron a marcar a fuego al nuevo director deportivo. La marcha de Toché fue otro capítulo con aristas que siguió desgastando se quiera o no al director deportivo. La decisión final no era del granadino afincado en Murcia pero en estos casos es fácil colocar escapularios. Quirantes nadaba ya contra la corriente.

Quirantes arrancó su faena renovadora del equipo a velocidad de vértigo. De entrada apenas hubo división de opiniones. Todo lo hacía bien, a juicio de la afición, comenzando por el alta de Juan Collantes, uno de los mejores del Granada del ascenso. Más tarde hizo fichajes que en teoría no encajaban mal, sin olvidar que él fue el primero en apostar por un entrenador, Paco López, que iba a debutar en Segunda tras su extraña salida del Alcoyano con el equipo situado en plaza de promoción de ascenso.

El Cartagena era líder en el ranking de los fichajes y la prensa nacional difundió la circunstancia. Pero pocos sabían –yo me cuento entre los ignorantes- que el nuevo preparador pintaba poco en la elección de jugadores para la formación del grupo. Ahí comenzó Quirantes a perder puntos. Un Quirantes mucho más abierto con la prensa que su antecesor pero no dado a pactar tratos de favor como hacía Buitrago, excluyendo a otros medios. Doy fe.

El pésimo comienzo del equipo en la Liga afectó a AQ desde muchos puntos de vista. No era lógico que se le criticase a rajatabla y con crudeza desde bastantes frentes, más que nada por la prontitud en comenzar a criticarle como culpable de todo. Enseguida afloraron en Quirantes su condición de hombre gris, segundón en las secretarías técnicas y sin la debida personalidad como para quedar a resguardo y acatar la tormenta y las duras críticas por las primeras derrotas. Y dimitió. Bien. Desde mi punto de vista se precipitó, pero una vez tomada la decisión no cuadraba que continuase de empleado de segunda fila, ojeador de los Lorca-Ceuta o Albacete-Tenerife. Su continuidad fue un error que dio pie a que haya sido tachado de cobarde por una afición indignada y sensibilizada y que haya sido puesto a los pies de los caballos por la inmensa mayoría.

El denostado y repudiado AQ, siempre en el plano profesional, se ha marchado sin hacerse millonario en esta etapa. ¿Sabían que no era ni mileurista como ojeador, y que parece no tenía ni contrato como director deportivo? No hago defensa de él,  ninguna relación profesional me une con él y soy libre para opinar como lo hago. Otros  del gremio, advenedizos y no advenedizos, utilizan la daga del descrédito para llevar el agua a su molino. Un procedimiento tan en boga por algunos satélites de la información en un momento de crispación en que unos quieren hacer lo blanco negro, y viceversa, desacreditando al lucero del alba indiscriminadamente. Ante esa actitud se debe tener la conciencia tranquila. Quirantes la tendría pero no fue fuerte en lo psicológico y prefirió retirarse a sus cuarteles de otoño, tocado y tal vez hundido. 

Quirantes es una de estas víctimas en su martirologio en el que ha recibido bofetadas por todas partes. Con razón y sin ella, que es lo chocante. Él se lo ha buscado, creo que involuntariamente, y al Cartagena le queda ahora la herencia y el soponcio, con la música de fondo de tanto 'profesional' de la información enganchado a los carros del oportunismo y de la difamación. Esa es la consigna: difama que después algo queda.

Quirantes, el mártir que no se hizo millonario
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