20 de octubre de 2012, 13:54
Cinco partidos, cinco derrotas. Cero puntos, a 13 del Carnicer Torrejón, que va primero en el único puesto de ascenso y, como no podía ser de otra manera, el colista indiscutible de la Segunda División. Esa es la situación de este Futsal Cartagena que un día, no hace mucho, fue un ‘grande’ y llegó a ser capaz de movilizar a toda una ciudad y hoy se debate en la sima de la Segunda División con la proa puesta no sé aún a dónde.
Es evidente que en el Futsal Cartagena se han equivocado y eso hay que decirlo. Habrá sido en los fichajes, en el entrenador o en las dos cosas a la vez. Pero es evidente que las cosas no funcionan. Ni poco ni mucho. No funcionan y habrá que asumirlo para poner soluciones antes de que sea demasiado tarde. El Futsal está flirteando con el descenso y eso supondría la desaparición segura. La pregunta es si hay tiempo para evitarlo.
Roberto Sánchez, dejado llevar por la ilusión de mantener con vida un club que es casi como su hijo, dio el paso para seguir adelante. Este joven presidente se armó de valor y se atrevió casi en solitario después de la marcha definitiva de Antonio Mínguez. Por ahora la experiencia no puede ser más negativa. Ya sé que algunos me van a decir que hay tiempo para todo, que no hay quien ponerse nervioso y tal vez lleven razón- Pero la experiencia me hace temer otras cosas.
El Futsal no está para tonterías como las de tratar de ponerle puertas al campo (normas absurdas para hablar con los jugadores y no sé cuantas bobadas más. Este club no está ahora mismo en condiciones de exigir sino para pedir ayudas. Para que le pongan una botella de oxígeno detrás de otra hasta que coja el aire suficiente para salir del atolladero en el que se encuentra metido.
Yo lo siento de verás. Creía que ganarían en Valencia como sigo creyendo en que van a ganar al fin en el próximo partido. Pero esa creencia tiene que empezar en el propio vestuario y eso es lo que no lo sé.
Si no es así habrá que preguntar quo vadis Futsal?
