viernes. 29.03.2024

Un test para la Efesemanía...o lo que quede de ella

Si el calendario de la Liga en el loco grupo IV de Segunda B presenta para el Cartagena un partido clave, histórico pase lo que pase, es el de este Domingo de Ramos con el Lucena, compañero de fatigas en la competición más penosa para los albinegros en tantas fechas...
Si el calendario de la Liga en el loco grupo IV de Segunda B presenta para el Cartagena un partido clave, histórico pase lo que pase, es el de este Domingo de Ramos con el Lucena, compañero de fatigas en la competición más penosa para los albinegros en tantas fechas que se pierde en la noche de los tiempos. Después llegará el Domingo de Resurrección, otro capítulo de infarto con el Arroyo,  un nuevo reto a las coronarias, pero lo que manda en la actualidad de este choque inmediato es el propio pulso de la afición. 
 
Y me asaltan las dudas porque, dejando al margen  a los respetados 2.000 o 2.500 aficionados de siempre- que pagan, acuden al estadio, animan, muchas veces callan ante los fallos y son el pata negra de la hinchada- están los otros seguidores que pagan (1500 o 2000 abonados),  que colaboran en ese aspecto pero no se presentan en el Cartagonova, por lo que sea: la salud, las Comuniones, las bodas, los viajes de placer, el trabajo el mal tiempo, las excusas de siempre. Todas respetables. ¡Pero son más de mil quinientos! No lo acabo de entender.
   
Llegada a esta situación debo  confesar y confieso que gran parte del fenómeno de la Efesemanía,  tan ensalzada y aplaudida por la prensa en la campaña de 2009, la del ascenso en Alcoy, y después en las tres temporadas en Segunda, se ha esfumado o desinflado como un globo en gran medida.
 
Teníamos razón hace seis años piropeando a la Efesemanía, movimiento enriquecido por la juventud y la incorporación de la mujer al fútbol espectáculo, y ahora creo tener la misma razón, sin pontificar, si en este momento mis comentarios se tornan tristemente contrarios a esos elogios vertidos hacia quienes estaban con el equipo y la dureza de la Segunda B y en especial el pleno desastre de Sporto Gol Man como sociedad metida en avatares de un fútbol que conoce bien poco.
 
La afición tiene la palabra.
 
Voy al meollo de la cuestión y me centro en el test que plantea este inminente Cartagena-Lucena que, por su importancia, suspenderá y decepcionará si no se consigue llevar al estadio Cartagonova en la sesión matinal de Domingo de Ramos un número suficiente de aficionados que sea capaz de romper con la indolencia típica de los cartageneros en casi todo, incluido el tema fútbol. El factor ambiente es clave o suele serlo. No es lo mismo 3.000 gargantas afónicas en el minuto 91 de juego que 12.000 o 13.000 apoyando desde la grada a unos jugadores que lo están dando todo.
 
En las mismas circunstancias en Cádiz no acudirían este domingo al estadio Carranza menos de 15.000 espectadores. No digo más.
 
La Efesemanía, o lo que pueda quedar de ella y su pujanza en tiempos de bonanza, tiene la palabra en acontecimientos como los que se avecinan. Ya no vale el pretexto de que el fútbol en Cartagena es caro. Hoy el precio de una entrada  en taquilla casi es testimonial. Tampoco me vale la actitud los aficionados desertores que critican y se preparan para montar en el caballo ganador con el argumento de que "ya iré al Cartagonova cuando estén en Segunda". De éstos fenómenos ya conozco yo demasiados.

Un test para la Efesemanía...o lo que quede de ella
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