Hoy he desistido de salir, ponerme debajo de la sombrilla y pegarme un baño aun estando mi Garnacha a escasos doscientos metros de la playa. Me abruma la playa estos días de tanto calor. Me vuelvo loco contemplando neveras, sombrillas, cocodrilos hinchables, iPads, iPods, iPhones,dispositivos electrónicos tipo tabla y bolsas, infinitas bolsas conteniendo todo un bazar chino de todo a cien. Una playa con tantas cosas es un asco. Y mi deseo no es bañarme con mascarilla. Háganme caso. Desistan. Una bien tirada Flensburger Dunkel, como el penalti marcado a lo Panenka por Ramos, nos espera.
Hoy me hubiera gustado estar en Donetsk y en el Donbass Arena. También he tenido que desistir; no he podido, ni querido emular a nuestros seleccionados realizando esos trayectosde casi dos horas en autobús desde Gniewino a Gdansk para coger el vuelo,permanecer dos horas y media más en el avión hasta Donetsk, más media hora de autobús desde el aeropuerto hasta el hotel, más las esperas en todo tipo de embarque. Diez horas de viaje entre ida y vuelta con el añadido del calor sofocante que como aquí, a la orilla del Mar Menor, hace en Ucrania.
Tampoco he tenido ganas de parecerme, al emperador Adriano, ese que nació en la Itálica hispánica y pasó más de la mitad de sus 21 años de reinado fuera de Roma,cuando quisoevocar las hazañas viajeras y militares de Alejandro el Magno en su itinerario para conocer Egipto y a la antigua Cartago bordear el Mar Negro y llegar a Persia.Y tampoco he querido parecerme a Willy Fogg.
Hoy me he quedado en mi Garnacha y he decidido contemplar el duelo ibérico en el mismo sillón, en el mismo sitio y con las mismas personas que, hace cuatro años, presenciéaquella semifinal de España 3 - Rusia 0en la que el Príncipe, conteniéndose, quiso alzar a la Princesa hacia el cielo de Viena,en la que Letizia cantó el gol antes de que lo marcara Güiza y, en el tercero, darse un abrazo de Love Story, mostrando al mundo dos sonrisas adornadas con dos trozos de camiseta “colorá”. Y así he estado:orgulloso, con el nudo en la garganta y poniéndome a llorar desconsoladamente con la lágrima que disimula hasta que ya no disimula nada y observando cómo reían los que estaban viendo el partido a mi lado, como personas de carácter templado que son.
Y entre lloros y risas, bufandas al aire, cantos gritados y desafinados saliendo de las terrazas y jardines adyacentes va y España lo borda en la prórroga y le gana en la tanda de penaltis a la hermana y vecina Portugal para desconsuelo de Cristiano, Pepe y sus “cavaleiros”. Ya estamos en la final, no es imposible ganarla, si es contra Alemania ya lo hicimos y si hay que hacerlo contra Italia la esperaremos a lo Panenka junto a Pirlo y a nuestro Ramos. Así somos.
Hoy se ha comprobado. Los portugueses salieron nerviosos. El nombre de España es intimidatorio y los intimidó desde que ésta eliminó a Francia. Ese miedo ha sido como un homenaje excesivo a España y ha parado a los de Bento como cuando el saloon se quedó en silencio al entrar en él Liberty Balance. Ese miedo mutiló y encorsetó a Nani y, fundamentalmente, a Cristiano Ronaldo y su juego se volvió infinitamente vulgar. Es cierto que alguna excepción hubo: Cristiano Ronaldo, irreductible alma esteparia e insaciable hombre 7,realizó contadas incursiones, que quedaron en simple complicidad rabiosa cunado le chivó a Rui Patricio por donde lanzaría su penalti Xabi Alonso.
Portugal ha sido un obstáculo superior a Francia. Los franceses se presentaron a esta Eurocopa en tiempo de reconstrucción del equipo mientras que Portugal lo ha hecho con un conjunto cuajado.Conociendo esto, del Bosque ha querido jugarles y burlarles con los pequeños y sorprenderles de salida con Negredo.Arbeloa, tratándole de tú a tú, ha cortado el paso a Cristiano y ha tratado de anularlo junto a Piqué y Ramos.
España, como si fuese un grupo de forcados, acompañados de “Cavaleiros” y matadores,ha vuelto a clavarle el estoque a otro toro de la misma Iberia, cuando y donde más duele,obteniendo una victoria prestigiosa y de equipo ya consagrado como clásico. Portugal ha vuelto a resignarse contra los actuales campeones de Europa y del mundo.
Esta España, sin duda triunfal, necesita ya, otra vez, a Alemania. Necesita que alguien le sirva unabien tirada “Flensburger Dunkel”. Este cronista ansía con particular apetencia el choque con Alemania, el equipo más vibrante del campeonato, Némesis española durante este ciclo triunfal y único gran enemigo con agallas suficientes para jugarle al fútbol. Aunque a veces, como en Durban, eso le cueste agonizar añorando el tacto del balón. Se me antoja mucho más honorable competir contra la inmensa Alemania que contra laabizcochada Italia. ¡Vamos España, vamos a ganar esa final! Cristiano y su guerra contra el mundo nos han dado permiso y como decíaZinedineYazidZidane: “A esta España no hay quien la pare”.
Pedro-Roberto J.P. En un “Rincón para Doce”.Dies 6/27: ante diem quintum Kalendas Iulias. Nº 243.
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