jueves. 25.04.2024

Vestuario

Y es que, para los que observamos desde fuera, el vestuario encierra una mística especial. Ese coto cerrado, privado, al que solamente pueden acceder muy pocas personas, las justas y necesarias, guarda el secreto del triunfo o del fracaso de los equipos. Ese ritual de cambiarse, enfundarse la camiseta que...
Y es que, para los que observamos desde fuera, el vestuario encierra una mística especial. Ese coto cerrado, privado, al que solamente pueden acceder muy pocas personas, las justas y necesarias, guarda el secreto del triunfo o del fracaso de los equipos. Ese ritual de cambiarse, enfundarse la camiseta que vas a defender, colocarte las botas que son tu herramienta de trabajo... Puede incluso recordar a guerreros preparándose para la batalla (que se me entienda bien), algo que el ser humano viene haciendo desde la noche de los tiempos. Por todo ello resulta tan interesante e importante, por hermético y cerrado. Encantador.

Decía que allí se puede encontrar el secreto de muchos triunfos y fracasos, o al menos eso nos han estado vendiendo sus protagonistas, los únicos que pueden vivirlo en primera persona, así que será verdad. Si de la unión del vestuario dependieran los resultados, no me cabe duda de que este Cartagena no tardará demasiado en corregirlos y mejorarlos. Y me explicaré.

En Sabadell la zona mixta de la Nova Creu Alta brillaba por su ausencia. No había ninguna sala específica, habilitada para tal fin. Por ello, el lugar donde se hacían las entrevistas era la misma puerta del vestuario. Tal era así, que cada vez que salía alguien y abría la puerta se podían ver al resto de jugadores terminar de ducharse y cambiarse. Y es justamente ese ambiente, todavía impregnado de ese aire especial, húmedo, que desprenden los vestuarios, donde las declaraciones adquieren un nuevo barniz de sinceridad.

Y fue justamente en ese ambiente cuando todos los jugadores coincidieron en discurso, en fondo y en forma. Todavía con el partido caliente, dijeron que era imposible que todos los partidos se fueran a desarrollar como ese: con un árbitro en contra y con la suerte dándoles la espalda. Incluso a Iván Bolado, protagonista positivo del partido, le temblaba el labio al recordarlo, y mandó un mensaje claro y conciso – y sincero, eso lo añado yo – a la afición: “sólo pedimos que sigan confiando en nosotros. Estamos con el míster y más unidos que nunca. Vamos a sacar esto adelante”.

Además, si lo quieres, aquí tienes otra historia para ilustrar. Mientras estábamos González Paredes y yo con Bolado, salía por la puerta del vestuario Mariano Sánchez. Según subía las escaleras para acceder a la puerta de salida del estadio, el capitán vociferó “¡más orgulloso que nunca de esta equipo! ¡Hoy más que nunca!”. Sin duda todo un mensaje para el que lo quiera captar.

Para mí, estas declaraciones son mucho más válidas que las que se puedan hacer en una fría, programada y calculada rueda de prensa. El verdadero termómetro de un equipo se encuentra en la puerta de los vestuarios.

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