GUILLERMO JIMÉNEZ
El patio no está para que el sábado el Villanovense ponga los cinco sentidos en el partido y le gane al Cartagena. Al equipo serón, y lo veo normalísimo, le importa mucho más su encuentro estrella que viene enseguida con el FC Barcelona en la Copa del Rey en el Nou Camp y que hará viajar en quince autobuses a 3.000 seguidores extremeños. Es más del 10% de la población villanovense la que, por si acaso salta la gran sorpresa y como la vuelta en campo azulgrana arranca con 0-0 en el global de la eliminatoria, si Luis Enrique se lo toma a chacota y da descanso a Neymar, Messi y Suárez y saca una alineación mixta con reservas del Barça y titulares del equipo B, quién sabe si hay una segunda edición del aquel 'alcorconazo' que fundió los plomos del Real Madrid.
La gran proeza del Villanovense en graderío con esteladas es un sueño gozoso pero para que se confirme en el campo no hay más que lograr que el equipo verde aguante el empate y la prórroga y luego en los penaltis, cuatro de los lanzados por el Barça den en el poste y no sean goles. Juanfran, el goleador del equipo verde, tendría que acertar desde el punto de penalti, digo yo por decir lago. Así no lo tendría tan complicado el equipo de Julio Cobos. Si sucediese así, la bella sirena (nunca he leído que haya sirenas feas) que aparece en el escudo de la ciudad de Villanueva de la Serena, asombrada y feliz, no saldría del emblema nadando sino corriendo en busca de las aguas del embalse de Orellana.
Bajamos de la nube. Y sigo refiriéndome al encuentro del sábado que tiene miga para Víctor Fernández y para su equipo al que el de Mérida defiende a capa, espada y metralleta si hiciese falta, porque se trata de ganar ya el primer encuentro fuera del Cartagonova. La suma de los tres puntos se verá como lo más normal del mundo, yendo el rival extremeño como va en zona de descenso y con una ristra de morcillas de 4 partidos perdiendo, pero un tropiezo albinegro en el 'Romero Cuerda' estropearía los planes inmediatos de cara a un final de año con mucho morbo en el que en el mejor de los casos para todos se llegaría a la Nueva Condomina con posibilidades de hacer algo gordo y luego, tras conseguirlo, celebrarlo en el cercano Lizarrán.
"Si gana el Villanovense, la sirena del emblema del pueblo no saldría nadando sino corriendo..."
Mas antes de tener que llegar al majestuoso feudo que propiciaron Jesús Samper y el Ayuntamiento de Murcia, pactando todo lo que hubiese que pactar por el fin de la buena causa tras la clausura de La Condomina resucitada por Mendoza para su UCAM y ahora sin ayuda ni permiso municipal para reflotarla y ponerla guapa (los tiempos cambian, don José Luis) el Cartagena tiene que atender sus partidos con La Hoya Lorca, el Melilla y, naturalmente, el de este último sábado de noviembre.
Creo que Villanueva de la Serena no va a ser coser y cantar para el Cartagena. El arbitraje del pasado domingo en el estadio municipal se encargó -involuntariamente, la duda ofende- de trastocar la línea de defensa del equipo de Víctor Fernández, al dejar al técnico para este sábado sin el polivalente y también polivaliente Ceballos, y sin Moisés García, acoplado muy bien. La ausencia de Montero es menos relevante dadas las circunstancias. Los cambios no tienen por qué no dar resultado pero de la cotidionidad de un cuarteto que ya se había compenetrado, se llega al punto cero de arrancar con ensayos forzosos.
Del peso de la dinámica en la que ha entrado el Cartagena, con ese supuesto pacto con la suerte que antes le fue esquiva, cabe esperar una victoria que los aficionados que no se desplacen podrán disfrutar viendo el encuentro por la tele y por gentileza de 7tv. Es evidente que con la anterior 7RM vivíamos peor en este aspecto.
