Pedro-Roberto J.P. hoy en Villamediana de Iregua

Y el fútbol, ¿Qué es para usted?

Que sí, lector, yo quiero que gane la Liga o, en su caso, nuestro, vuestro, suyo Cartagena quede en puestos de ascenso directo o enroscado en esa pseudo liguilla, inventada para alargar la temporada, que ya está ahí, digo para ascender entre tercero, cuarto y quinto. Lo que pasa es...
Que sí, lector, yo quiero que gane la Liga o, en su caso, nuestro, vuestro, suyo Cartagena quede en puestos de ascenso directo o enroscado en esa pseudo liguilla, inventada para alargar la temporada, que ya está ahí, digo para ascender entre tercero, cuarto y quinto. Lo que pasa es que uno es sensato y una Liga en la que se soberanizan y hasta manipulan los puestos de ascenso no es interesante, ni democrática, ya que sin oposición y competitividad, todo, también el deporte, es un soberano tostón.

Los blanquinegros tuvieron oposición, competitividad y otros muchos valores la pasada campaña y estuvieron excelsos hasta que perdieron su excelsitud.

¿Por qué escribo esto? Porque intuyo que la próxima, esa que comienza en Jerez contra el Xerez y ¿por qué no Sherry?, el próximo sábado, último de agosto, va a ser muy competitiva, más que la pasada, que, según los rapsodas del asunto, estuvo manipulada, avinagrada, comprada, descafeinada y, hasta gafada y judicializada. ¡Qué país y qué deporte! Contra el vicio del soborno, propongo la virtud del fútbol en abierto, es decir, limpio.

Entiendo que el fútbol es vida, es gloria, como la que alimentó nuestro equipo la pasada campaña y la anterior. Es unión, la de todo un pueblo, ciudad y diputaciones en torno a unos colores. Es sentimiento, el que mostraron un capitán señor, Mariano, y un fajador, Falcón, al romper a llorar como niños al perder toda oportunidad de ascenso allí en Huelva. Es además, visto lo visto, sorpresa, con el abrazo, ¿del oso? que le plantó JIM a su jugador delante del fotógrafo de nuestro digital diario para posteriormente mandarlo hacia las nieblas y orbaio del Naranjo de Bulnes asturiano.

El fútbol es belleza y armonía, como en cada avance de esos dos sublimes bajitos vestidos de blanco y negro, los llamé pitufos y alguien, no entendiendo demasiado de nuestro lenguaje, me lo recriminó. Es acrobacia, la que siempre muestra Toché para saltar y cabecearla adentro. Es humor con las andanzas de la mascota. Es música, con el estruendo, no de las vuvucelas y los waka waka, ya olvidados, sino de las fanfarrias de nuestras peñas. Es velocidad, es pasión y también es poesía y es recuerdo, de los que estuvieron y se marcharon buscando otros colores e ilusiones.

Pero el fútbol también guarda un hueco para la discreción, y aquí, amigo cartagenerista, no encuentro ningún discreto dirigente como abanderado. Es certeza y capricho, cuando ese hermoso esférico vestido de badana decide cruzar la línea de cal sin tener que hacer uso del ojo de halcón, desvirtuándolo todo. El fútbol también es frustración, como la nuestra del curso pasado al quedarnos a medio camino. Es decepción e incluso humillación, la que sentimos los cartageneristas al ver pisoteadas nuestras esperanzas por decisiones arbitrales.

En este deporte también hay dolor, como el pasado de Pablo Ruiz o Pascal Cygan y el reciente de Jordi Pablo y Riau, con las caricias besuconas de las lesiones, y desesperación, como cuando nuestros futbolistas no encuentan su fútbol siendo, a veces, un juego injusto, egoísta, tirano y pesetero. Pero por suerte, el fútbol también es arte, como el que dibujó nuestro Cartagena hasta el tercer tercio de La Liga.

El fútbol, parodiando a Juvenal, es el pan del ocio, esto es, el otro pan imprescindible; también los toros, pero están en decadencia y bien que lo siento.

¿Y el balón, qué hacemos con el balón o, es pura anécdota? No. El balón, pelotón, esférico o globo es una cavidad hueca y vacía, como caballo de Troya, donde en sus entrañas caben todas las ilusiones de los niños, de los intelectuales fríos, de los no futboleros de cara a la galería, de los fanáticos, de las personas torpes y listas, de los analfabetos y eruditos e ilustrados y leídos, de los gordos, flacos y esmirriados, de los jóvenes, viejos, mayores, altos, bajos, sanos y enfermos, de los pudientes y menesterosos.

Todos, los que dicen entender y los que no entendemos, absolutamente todos, cabemos en la oquedad de un balón de reglamento que es capaz de sintetizar la pasión colectiva de un pueblo, de una ciudad y del mundial mundo.

Adiós, y ya saben, no tengan miedo, que el próximo sábado comienza la parranda y nos vamos a divertir.

Pedro-Roberto J.P. hoy en Villamediana de Iregua. Dies 8/22: ante diem undecimum Kalendas Septembres.