viernes. 19.04.2024

Y...recordando al “Gamo de Dublín” apareció el delantero

Hace sesenta y tres años y dos días, un 12 de junio de 1949,  en un partido contra la República de Irlanda en Dalymount Park, la crítica local bautizó al extremo de Basauri,  Agustín Gaínza Vicandi, -"Piru" Gaínza-, como “El Gamo de Dublín” por su exhibición antológica de rapidez, ágiles...

Hace sesenta y tres años y dos días, un 12 de junio de 1949,  en un partido contra la República de Irlanda en Dalymount Park, la crítica local bautizó al extremo de Basauri,  Agustín Gaínza Vicandi, -"Piru" Gaínza-, como “El Gamo de Dublín” por su exhibición antológica de rapidez, ágiles y electrizantes galopadas y buen juego. Fue su primer momento de gloria. Hay que recordar que su segundo momento de gloria, como seleccionado, llegó el 2 de julio de 1950 en el Mundial de Brasil. De sus botas salió el centro del histórico gol de Zarra frente a Inglaterra.

Las crónicas de la época destacaron dos cosas. Una, que el 1-4 final se quedaba corto para el partido que realizó España. Y la segunda, que Gainza se convirtió en una pesadilla para Carey, meta irlandés al que, marcándole dos goles, dejó boquiabiertos, a quienes no le conocían, con sus genialidades y antológicas brujerías con el balón en los pies.

Si aquella tarde España hizo un fútbol de disfrute, hoy ha realizado un fútbol para gozar. España ha jugado como suele hacerlo: muy bien y le ha salido un gran partido. Un partido que responde a las exigencias del primer nivel, teniendo y disfrutando del balón para buscar con el toque la situación de gol.

Si en Dalymount Park apareció Agustín Gaínza Vicandi, -"Piru" Gaínza-, esta noche en el PGE Arena Gdansk  ha brillado Fernando Torres, -“el Niño”-. La inclusión, desde el principio, en la alineación del “9” ha sido una inspiración más que una disciplina táctica y también un mensaje de afirmación hacia el jugador por parte del seleccionador Del Bosque. La presencia del delantero, que a los cinco minutos del partido ya había marcado un golazo, quedó rápidamente al descubierto y marcó ese gol por estar muy atento, por saber donde se encontraba el portero irlandés, por colocación y por delantero centro.

Más tarde marcaría su segundo gol en un uno a uno y superando la prueba del nueve. Y a partir de ahí con tres cero nada invitaba a la duda. El equipo se contagió y apareció la seda de su estilo, la precisión en sus pases y la inteligencia de su juego. España estaba en su salsa, y ¿a ver quién es mejor o quién puede más en ella?

España ha tenido la pelota y la ha tocado con cadencia, asumiendo la paciencia y la importancia del pase. Había toque y rotación y apareció la sorpresa y la esperanza de quienes podían cambiar el ritmo en los últimos metros, Iniesta y Silva. Iniesta cumplió, y Silva estuvo acertadísimo. Irlanda no tocaba el balón y no creaba peligro y Casillas casi no tuvo que intervenir en todo el partido.

Y apareció el delantero. Dijeron los entendidos, después del empate contra Italia que a España le hacía falta un especialista del gol. Porque el toque por sí solo no producía la eficacia buscada. Ya ha aparecido, ya está ahí Torres, ya ha marcado dos goles y se ha marchado enfadado, porque es ambicioso, cuando lo cambiaron y es que “fútbol es fútbol”.
 
Primer triunfo al fin, ya son cuatro los puntos sumados, estamos al mando de la clasificación y hemos presenciado un excelente partido de fútbol, con jugadas preciosas, con detalles magníficos como la sutil jugada de Silva en el segundo gol de nuestra Selección. España ha ganado la tranquilidad de reafirmarse ante un equipo entusiasta y una afición excelente que, aun perdiendo 4-0, seguían entonando baladas entusiastas. España ha jugado con la prestancia, la seguridad y la confianza del que sabe lo que quiere y cómo conseguirlo. Como los grandes campeones de todos los tiempos.

España ha aparecido, ya está aquí para disfrutar de esta victoria y, me atrevo a decir, de la clasificación. Ya estamos todos: los camarógrafos con todo su aparataje; los abuelos, padres, novias, hermanos, tíos y todos los integrantes de ese equipo técnico prestos a que corra el cava. ¡Cuidado! Esta victoria es fugaz y no debe conducirnos al divismo.

Todo debe transcurrir como si se tratara de una sencilla reunión de amigos. Ya habrá tiempo de celebrar la tercera hazaña europea de toda la historia del fútbol español. Ya habrá tiempo de marcar trazas solemnes para que las gasten algunos de los comparecientes. Ya habrá tiempo de desempolvar los cuidadosos vestidos de lozanía juvenil para que sean lucidos en la majestuosidad del recinto en el que se ha de jugar la final.

Atrás quedaron las incertidumbres, las dudas, las protestas y las quejas del domingo contra Italia por no haber jugado con un nueve. Hoy esto se ha corregido y el suspense y las travesuras de las nubes se han desvanecido, aun llorando de alegría.

Ya en soledad, acodado en el ficus solitario del jardín de mi Garnacha, cambio algunas palabras con mi amable mesero. "¡Oh, España! ¡La leyenda! ¡La mejor selección de todos los tiempos! Esta noche el “Gamo de Dublín” no apareció como en Dalymount Park. Si lo hizo en el PGE Arena Gdansk. Apareció un “9”, Fernando Torres, proclamó el mesero con sincera admiración.

Pedro-Roberto J.P. En un “Rincón para Doce”. Dies 6/14: ante diem duodevicesimum  Kalendas Iulias. Nº 240.
http://lamedusapaca.blogspot.com.

Y...recordando al “Gamo de Dublín” apareció el delantero
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