viernes. 19.04.2024
Bidari, compañero de Arturo en aquel Cartagena La Unión que jugaba en Tercera y que durante la semana solía entrenar con la plantilla del Cartagena aquel de los Cygan, Víctor Fernández, De Lucas, Toché y compañía, acaba de pasar por un verdadero infierno en Chipre a donde marchó este verano en busca de un poco de gloria y de dinero. Y nada más lejos de la realidad.

En Chipre actualmente hay casi 30 futbolistas españoles, casi todos con la ilusión de progresar futbolísticamente además de conocer otras culturas y afrontar nuevos retos, muchos de ellos en edades muy tempraneras como es el caso del ex cartagenerista que, a sus 24 años, ha sufrido la peor de sus pesadillas.

Bidari contaba esta noche del viernes en El Larguero de la Ser, a nivel nacional, su amarga experiencia aunque tampoco ha sido el único sitio ya que, tras destaparse este asunto en Fichajes.com, además de otras de la capital de España  también se han hecho eco en un amplio reportaje que resumimos. Su 'caso' ha estallado.

Decía que “fue todo muy rápido. No me lo pensé y cogí el avión.Llevaba un tiempo intentando marcharme al extranjero porque siempre me ha llamado la atención el hecho de jugar fuera. Mi sueño es triunfar aquí en España, pero el fútbol humilde está en una situación delicada por el tema de la crisis. De este modo, me salió la oportunidad de irme a Chipre a un equipo de Primera División, lo que suponía un paso muy importante en mi carrera, ya que de este modo podría enfrentarme a equipos que disputaban Champions League o Europa League” asegura Bidari, quien no se arrepienta de la decisión que tomó a pesar de todo.

{sumario:"Pasar del sueño a la pesadilla era cuestión de tiempo":sumario} El jugador, al principio, no tenía ningún problema y todo era perfecto. Bidari vivía en un pueblo de zona costera a unos 10 minutos de Larnaka y dentro de una urbanización en la que vivían varios compañeros, entre ellos el también español Rubén Arroyo, que había llegado a Chipe apenas una semana después.

Pasar del sueño a la pesadilla era cuestión de tiempo. Y así fue. En su primer mes ya le avisaron que habría problemas en el pago de la nómina pero Bidari quiso enfocarlo con optimismo y encararlo por la parte deportiva. Y lejos de mejorar, todo se fue agravando con el paso de los meses: “El primer mes fue el único que cobré íntegro, y a partir del segundo el club quería hacernos firmar un recibo aceptando una cantidad de dinero ridícula”. Contaba que ponían un folio en el vestuario en el que los futbolistas tenían que poner lo que querían o necesitaban cobrar. “Unos ponían 50 euros, otros 80 ó 100 y así íbamos tirando” dice. Con estas cantidades ellos salvaban la papeleta de cara a la Federación, que en caso de no pagar podría quitar puntos al equipo.

En Chipre los clubes tienen un margen de 45 días para retrasarse en el pago. “Además, más tarde me enteré que nuestros contratos están divididos en dos partes y ellos muestran a la Federación simplemente una de ellas. Tú firmas que has aceptado la pequeña cantidad que te dan –con la que puedes ir pagando la luz, el agua…- y así evitan el problema”,  decía para continuar narrando. “Así llegamos hasta Navidad, momento en que yo solo había cobrado agosto y la mitad de septiembre. Mientras tanto hubo tres cambios de entrenador y yo empecé a ganar minutos de juego”.

{sumario:Recibió todo tipo de amenazas por parte de los directivos chipriotas:sumario} Pero la paciencia del futbolista llegó a su fin en Navidad. Bidari tenía un contrato firmado hasta el próximo 30 de junio, con la posibilidad de ampliarlo por parte del club. “En Navidad les dije que me quería marchar y me pagaran lo que me debían. Sin embargo, no me dieron ninguna facilidad: decían que era muy importante y que nos iban a poner al día desde el punto de vista económico”.

Esta delicadísima situación continuaba dando pasos peligrosos, pues “llevábamos entre tres y cuatro meses sin cobrar y decidimos hacer algo para que se hiciera eco la prensa. Dejamos un día de entrenar y a las pocas horas estaba allí un alto directivo, amenazándonos con el despido y jugar con los futbolistas del juvenil el resto de temporada». “Finalmente la gran mayoría de los jugadores dio un paso atrás y desde ese momento el club ya tuvo la sartén por el mango”, añadió.

“Cómo no me dejaron salir en Navidad decidí junto a mi agente no firmar ningún recibo más hasta que no pagaran lo que me debían. Mientras tanto, ellos se limitaban a ofrecer una cantidad que rondaba un tercio de una mensualidad, cuando realmente me debían lo correspondiente a seis meses”. Junto a esta cantidad, se le ofrecía un cheque por valor de otro tercio de mensualidad pero que también carecía de fondos.

Al tratarse del único futbolista que no había firmado los recibos, las altas esferas del cuadro chipriota comenzaron a ponerse nerviosas y comenzaron una serie de movimientos para lograr su objetivo. “Venían a mi casa, llamaban a mi puerta y veía a un hombre que no conocía de nada y era un supuesto nexo entre los jugadores y el club que había llegado en Navidad”, comenta un Bidari al que incluso se le mostraron mensajes falsos de su agente para convencerle.

{sumario:Logró escapar hace dos semanas y ya ha denunciado su caso a la AFE y a la FIFA:sumario}Desde el propio club se dio incluso un paso más dándole un ultimátum claro: “Como no firmes el papel te vamos a poner fuera del equipo y te multaremos diciendo que no entrenas bien o no contestas el teléfono, etc”. Esta serie de amenazas y mentiras provocaron que el jugador tomará un vuelo y regresara a nuestro país.

“Llevo dos semanas en Madrid desde que volví. Sinceramente, he estado con un poco de miedo porque no me atrevía a hablar del tema, ya que mi caso está en manos de la AFE y se está tramitando por la FIFA. He estado un poco cohibido y no sabía si podía y debía hablar. Es una situación un poco desagradable para mí, porque no soy noticia por algo bueno deportivamente”, afirma el jugador mientras espera una oferta que le permita volver a los terrenos de juego.

Ahora, el contrato ya está rescindido y ya es libre, aunque tendrá que esperar entre uno o dos años para poder cobrar. Sin equipo y con la temporada a punto de finalizar, el jugador ha decidido dar este paso al frente, pues “es positivo que se sepa, porque no soy el primer caso y seguramente no seré el único que pasa por estas cosas. Muchos no se atreven a contarlo, pero yo quiero ayudar a que esto no vuelva a pasar”

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