Tras dos semanas de entrenamiento de los clubes de Segunda B (y a poco de que arranque la Liga) ya se ha producido una ola de críticas de clubes, entrenadores y jugadores de ambas categorías por la pésima calidad de la pelota.
"Balón de playa" o "balón de voley" son algunos de los calificativos más repetidos entre unos y otros debido a su escasa resistencia al viento que hace que haga extraños en el aire y su fragilidad en las costuras que disminuye mucho la durabilidad, y hace que se pinche o deforme esta herramienta, la más importante del juego.
Porque más de 1.800 jugadores merecen un balón digno. Porque una competición como la Segunda División B con 80 equipos y aficiones no puede disputarse con un balón de 25 €, cuando la Primera y Segunda División se disputan con uno de 130 €. Los balones de playa, para la playa, no para una competición sería. Por todo esto, pedimos a la RFEF un balón digno para la Segunda División B.
La calidad de estos esféricos se cuestiona día a día a través del testimonio de jugadores y entrenadores. Cada balón tiene un coste aproximado de 34,95 euros para los clubs, con el logo de la RFEF estampado en él.
EL PEOR BALÓN DE LOS ÚLTIMOS AÑOS
El organismo federativo, además, da 30 esféricos a cada entidad, que son insuficientes para el trabajo de toda una temporada. "Es el peor balón de los últimos años", explica el entrenador del Cornellà, Jordi Roger. Sus jugadores ya han podido comprobar alguno de sus defectos, como la poca resistencia y la facilidad para su vuelo de portería a portería, desconcertando a los guardametas.
José Manuel Aira, exentrenador del Murcia y en la actualidad del Albacete, también ha expresado en la prensa su rechazo al nuevo balón, al igual que Pablo Morgado, jugador del Mérida,y un sinfín de futbolistas y técnicos que ya conocen las propiedades de la pelota impuesta por la Federación.