15 de octubre de 2013, 3:04
El España-Hungría de sub 21 habrá que incluirlo, a partir de ahopra, entre los llenos destacados del estadio Cartagonova, que ya han sido unos cuantos desde que el balón empezó a rodar un 7 de febrero de 1988 con aquel Cartagena-Real Burgos en el que se metieron más de 14.000 personas aquella tarde. Después hubo muchas más. No han faltado los partidos de la sub 21, con hasta tres visiutas con esta de los magyares y otros tantos llenos absolutos como el último con Noruega un 10 de febrero de 2009 con un recinto completo, como ahora.
Y la verdad es que el público respondió. Hubo sus dudas hasta el final ya que hasta el domingo no se habían vendido más de 10.000 entradas y quedaban casi 5.000. Pero las últimas horas fueron decisivas y el excelente tiempo -más de 20 grados a la hora del partido- también contribuyó. Ni siquiera la hora -22:00 horas- impidió que las gradas presentasen al final una entrada de lujo que el técnico español Julen Lopetegui no dudó en resaltar.
El problema del terreno de juego quedó al final relegado a un segundo plano. Pero sí es verdad que no acabó estando en las mejores condiciones. Hubo momentos en los que el balón rodaba dando botes y eso se notó. Lo que hace falta es que algunos hayan aprendido esa lección y tomen nota de que este césped maltrecho necesita, de verdad, una mejoría a fondo. Pero esa ya es otra historia.
