Quiere Juan Carlos Ceballos, un barcelonés de la Zona Franca de Barcelona y ‘periquito’ de corazón desde su etapa en los infantiles del Espanyol, seguir jugando más temporadas al fútbol. Hoy defiende a la Minerva, un club al que llegó desde el Mar Menor CF y uno de sus compañeros es Cristo Martín.
Ceballos es uno de los futbolistas que ha decidido instalar su casa en Cartagena, acogedora población a la que hace más de medio siglo se refería el eslogan colocado en las entradas de la ciudad trimilenaria. Él vive con su familia, mujer y dos hijos, varón y hembra, en el polígono residencial de Santa Ana, que es un sector urbano bastante futbolero y tranquilo. Allí habitaron Pedro Cordero, Ander Lafuente, que sigue siendo propietario de una vivienda: Víctor Fernández, Alberto Monteagudo, y viven Isidoro García, presidente de la Fundación del FC Cartagena, y Paco Sánchez, director de la Escuela de fútbol santanera y al frente de una parcela importante en el organigrama en el Efesé moderno.
“La calidad de vida que encontramos aquí en Cartagena no la he encontrado en ninguna de las ciudades en las que he vivido”. Este es el sentimiento del ciudadano Juan Carlos.
De Cristo dice que el conjunto de Alumbres “está jugando bien y marca goles, Ya lleva dos. Su lesión en el tendón de Aquiles, la tiene olvidada y ojalá pueda remontar y volver a otra categoría del fútbol, que es lo que se merece”. No tiene inconveniente en comentar, delante de un conleche comentando con el periodista en Los Juncos, sin grabaciones, que el entrenador Lillo sabe lo que lleva entre manos. "Me gusta su manera de trabajar", confiesa.
Ceballos, en una alineación del FC Cartagena, en imagen de LUIS GODINEZ
Ceballos tiene encauzada su vida y desea ser algún día entrenador de fútbol. Ahora también está ligado a las bases, Más adelante le encantaría retornar a la nómina cartagenerista como parte del cuadro. Tiene la mejor opinión del equipo que esta campaña maneja Munúa ante e cuarto intento consecutivo de ascender, antes con Monteagudo y después con el uruguayo.
Afirma tener buenas relaciones con Manolo S. Breis y Paco Belmonte. Ha sido capitán del equipo y su lista de partidos oficiales se eleva a 128 con la camiseta blanquinegra. En cinco ocasiones se enfrentó al Cartagena y en resultados no le fue mal: solo perdió una vez, defendiendo al Jumilla (3-0) y esa tarde marcó un gol en propia puerta en una cesión de balón a su portero. No se entendieron y así se abrió el tanteador.
Homenajeado por los peñistas en enero de 2018. / SCT
QUERIDO POR LA AFICIÓN
Sabe, detecta e intuye, porque lo palpa, que es querido por la afición blanquinegra y por ello ha sido más de una vez distinguido por las ‘peñas’ en homenajes. Hace casi dos años le brindaron uno especial, con traca y bengalas en los momentos previos, en la cafetería del estadio Cartagonova. Y hubo otro grato acto en la misma línea en la Terraza del Auditorio El Batel, promovido por los peñistas, sus fieles seguidores a los que siempre saludaba al término de los partidos.
El 'Último Mohicano' (su santo y seña en twitter), es una persona dicharachera, buen conversador y blindado eternamente por un poder extraordinario ante las lesiones. Y además, para ser un defensa bravo y contundente, con el lujo en su expediente de que ha visto muy pocas tarjetas rojas en su carrera.
Tiene memoria de elefante recordando nombres y nombres de compañeros futbolistas, anécdotas y situaciones. Siempre en la memoria la imagen de su amigo Dani Jarque, fallecido de forma prematura hace diez años. / G. J.