10 de marzo de 2013, 23:37
Racing: Mario; Francis, Yuste, Martí Crespi, Docal; Jairo (Óscar Pérez, m 89), Andreu, Gullón, Ferreiro (Kaludjerovic, m 82); Juanmi (Koné, m 60) y Quini.
Real Murcia: Jiménez; Molinero, Jorge, Catalá, Sánchez; Nafti (Sutil, m 70), Emilio; Nico (Gómez, m 71), Matilla, Saúl (Acciari, m 82); Martínez y Kike.
Goles: 1-0. minuto 65: Gullón. 1-1, minuto 75: Matilla. 2-1, minuto 84: Jairo.
Árbitro: Jorge Valdés Aller (comité castellano leonés). Tarjetas amarillas a Catalá, Jorge, Nafti y Martínez por el Murcia y a Gullón, Docal y Mario, por el Racing.
Incidencias: 19ª jornada de la Liga Adelante, en los Campos de Sport de El Sardinero ante 11.613 espectadores.
Alejandro Menéndez, cuarto preparador en la campaña, debutó como entrenador del Racing logrando un triunfo ante el Murcia en un partido desigual, que empezó con un pobre juego de ambos equipos y que se animó a raíz del primer gol de los locales, obra de Gullón.
Pero ese gol de Gullón fue contestado enseguida con un gran gol de Matilla, aunque el Racing acabó sumando los tres puntos al acertar en el contragolpe,
En la primera mitad, las principales novedades fueron la mayor intensidad de presión y la ausencia de trivote, con Jairo y Ferreiro, de nuevo, como estiletes en las bandas. Tampoco mucho más, y es que poco tiempo ha tenido Alejandro Menéndez para modificar el rendimiento de sus jugadores.
El Murcia tampoco estaba para fiestas. Los hombres de Onésimo tenían dificultades para superar la primera línea de presión verdiblanca, pero en el centro del campo, eran superiores. Gullón, discreto, y Andreu, ausente. Así, los robos en la línea de tres cuartos, explotar las bandas y los pelotazos a Quini fueron los principales argumentos. El delantero estuvo exquisito, pero muy lejos del área. De su hábitat. Los arietes viven del gol y el ex del Alcorcón tuvo su oportunidad en el único balón que le llegó en posición franca. Un centro de Ferreiro lo remató de cabeza, rozando el poste.
En el otro flanco, Mario tuvo que emplearse a fondo en dos ocasiones. Primero en un lanzamiento de falta de Emilio Sánchez y, posteriormente, una gran volea de Kike García, que el meta envió a córner.
Tras el paso por los vestuarios, nada cambió. Hasta que Koné se quitó la sudadera. El costamarfileño ya tiene colgado el cartel de revulsivo. Pocos minutos después de salir, Jairo dirigió una contra perfecta, para asistir al delantero africano, quien, sólo ante Javi Jiménez, envió la pelota al larguero.
Sin embargo, breves instantes después, Gullón se elevó sobre la defensa para expiar las culpas de su compañero. El centrocampista madrileño remató a la perfección un córner botado por Ferreiro, enviando la pelota a las mallas, junto al poste de la meta visitante. El Sardinero estallaba de júbilo.
El Murcia tampoco estaba para fiestas. Los hombres de Onésimo tenían dificultades para superar la primera línea de presión verdiblanca, pero en el centro del campo, eran superiores. Gullón, discreto, y Andreu, ausente. Así, los robos en la línea de tres cuartos, explotar las bandas y los pelotazos a Quini fueron los principales argumentos. El delantero estuvo exquisito, pero muy lejos del área. De su hábitat. Los arietes viven del gol y el ex del Alcorcón tuvo su oportunidad en el único balón que le llegó en posición franca. Un centro de Ferreiro lo remató de cabeza, rozando el poste.
En el otro flanco, Mario tuvo que emplearse a fondo en dos ocasiones. Primero en un lanzamiento de falta de Emilio Sánchez y, posteriormente, una gran volea de Kike García, que el meta envió a córner.
Tras el paso por los vestuarios, nada cambió. Hasta que Koné se quitó la sudadera. El costamarfileño ya tiene colgado el cartel de revulsivo. Pocos minutos después de salir, Jairo dirigió una contra perfecta, para asistir al delantero africano, quien, sólo ante Javi Jiménez, envió la pelota al larguero.
Sin embargo, breves instantes después, Gullón se elevó sobre la defensa para expiar las culpas de su compañero. El centrocampista madrileño remató a la perfección un córner botado por Ferreiro, enviando la pelota a las mallas, junto al poste de la meta visitante. El Sardinero estallaba de júbilo.
