22 de febrero de 2013, 13:27
El árbitro castellano manchego Pino Zamorano es de sobra conocido por sus actuaciones en el mundo del arbitraje. Decenas de clubes han sufrido su forma de comportarse. Hay abundantes referencias de sus extravagantes actuaciones con las que perjudicó a unos equipos y favoreció a otros.
Es el prototipo de árbitro amparado por personas influyentes en el estamento arbitral, de otra manera no se entiende que siga en la Liga Adelante. El Cartagena sufrió en sus carnes la pasada campaña un par de arbitrajes que pasan a la historia de los desmanes con el silbato: en el Miniestadi, un claro penalti a Mariano Sánchez en el área barcelonista lo transformó en tarjeta (la segunda amarilla) para el capitán albinegro y la consiguiente expulsión.
Anteriormente ya había pitado el Cartagena-Deportivo de La Coruña demostrando un evidente anticaserismo y una manera peculiar de arbitrar.
Pero el colmo llegó cuando Pino Zamorano suspendió el Cartagena-Celta por una supuesta agresión a uno de sus ayudantes, agresión (una caída del ayudante, que a final de temporada fue descendido) que nadie vio pero que obligó a jugar los minutos restantes a puerta cerrada en el Cartagonova.
Pino Zamorano, inmune, mantenido en el arbitraje no sabemos por qué, acaba de tener ahora un desliz extradeportivo como usuario del AVE. La historia ya está contada por este diario digital y en ella se refleja el carácter de este 'caballero', tanto en el terreno de juego como fuera de él.
