10 de marzo de 2010, 1:00
Antonio Muñoz y Julio Peguero se están llevando en Cádiz todo lo que no están recibiendo en Cartagena sus homólogos, Paco Gómez y David García Buitrago. Mientras en Carranza arrecian las críticas hacia el presidente y su director deportivo, en Cartaganova todo son parabienes con los responsables de conformar la plantilla. Los resultados no engañan y parece claro que las cosas se han hecho mucho mejor en un lado que en otro. Así, mientras en Cádiz se está con el agua al cuello, en Cartagena están disfrutando de una temporada que incluso les puede llevar a Primera. ¿Por qué será? Las diferencias son abismales. En resultados, en datos, en fichajes, en bajas...
Si se estudia a ambas escuadras, muy pronto comienzan a verse distinciones entre un proyecto y otro.
El primero de los cambios en el cuadro departamental no se hizo esperar y para sorpresa de todos el entrenador del ascenso, Paco Jemez, no fue renovado. Su hueco lo ocuparía un conocido del club cartagenero, Juan Ignacio Martínez, un hombre de perfil bajo que propondría una plantilla de perfil alto. A diferencia del caso gaditano, donde se renovó a Javi Gracia, Martínez tendría voz y voto en cada fichaje. De hecho, el técnico alicantino no tuvo vacaciones a petición propia con tal de ir cerrando, mano a mano con Buitrago, la plantilla.
Lo primero que se hizo en el Fútbol Club Cartagena fue hacer una 'limpia' del vestuario que había conseguido un ascenso tan claro y autoritario como el conseguido por el cuadro que entrenaba Javi Gracia. Y no fueron pocas las críticas que recibió Paco Gómez, un constructor alicantino al que no se le achicó la boca cuando dijo nada más conseguir el ascenso que el nuevo objetivo era la Primera División. En su momento, podía parecer un fanfarrón pero el tiempo le ha dado la razón callando tantas bocas como goles hace su equipo, el cuarto más realizador de Segunda.
Ni que decir tiene que la política llevada a cabo en la Plaza de Madrid de la capital gaditana fue bien distinta. De entrada, se renovó hasta al apuntador. Sólo los Rosu, Rubiato, Juanma Delgado, David García y algunos canteranos más se quedaron sin sitio en una plantilla que en su mayor parte procede de Segunda B. El discurso de Antonio Muñoz se orientaba hacia un verano atrás, donde se 'vendió' que se había realizado una plantilla de Segunda para Segunda B por si sonaba la flauta en el 'caso Femenía'.
Pero la flauta no sonó y con el tiempo le tocó pagarlo a Javi Gracia, que se quedó sin muchos jugadores que había pedido. Por contra, en la provincia murciana se deshacían de jugadores que hasta la propia afición efesé reclamaban su continuidad. Pero no se le hizo caso. Y el tiempo dio la razón al joven de 28 años David García Buitrago, que tuvo en Quique Pina a su padre deportivo. Su primer año en el Cartagena, con 26 años, fue un fracaso y no consiguió el ascenso. Fue el año pasado donde triunfó con el ascenso ganándose así una renovación hasta 2011.
Pero la juventud del director deportivo no le hizo temblar la mano para comenzar a firmar bajas. Así, comenzaron a desfilar cantidad de jugadores que habían tenido una participación importante en el ascenso. Fueron los casos de los centrales Armando (ahora en el Barcelona B) y Miki Riqué (en el Betis B), que este año están jugando a un nivel de lo más discreto. Tampoco se quedó Cabrejo, que se fue a jugar a Tercera División. No renovó al ahora cadista Nano González pese a la insistencia de la afición ni a Mena, que se marchó al Jaén, ni a Samuel, en la actualidad en el Benidorm. Finalmente, tan sólo se quedaron siete.
Como se aprecia, ninguno de los jugadores deshechados por Buitrago han cobrado mayor interés en el panorama nacional para descrédito de una afición que reclamaba la continuidad de todos ellos debido al magnífico rendimiento que acababan de dar en la categoría de bronce. Pero parece que las divisiones están para algo. Una frase que no se tuvo muy en cuenta en Cádiz, donde se siguió confiando en los Dani, Casilla, Cristian, Cifu, Raúl López, Mansilla, Ormazábal, López Silva, Enrique, Toedtli, Caballero, De la Cuesta, Erice, Fran Cortés y Fleurquin. Un total de quince. Más del doble de lo que se hizo en Cartagena.
Pero si en el capítulo de bajas el el tándem Gómez-Buitrago revolucionó una ciudad entregada al equipo, fue en los fichajes cuando terminaron de removerla. Algo muy distinto pasó en Cádiz, donde, para colmo, se apostó por jugadores de un perfil tan bajo o igual a los que ya estaban. Fueron los casos de Abraham (proveniente del filial del Barcelona de Segunda B), Jaume Costa (del filial del Valencia de Tercera) o Arriaga (del Jaén de Segunda B). Sólo Álvaro Silva (del Xerez que ascendió a Primera), Ogbeche (del Valladolid) o Tristán (de la Premier League) vinieron para intentar equilibrar una plantilla más que desequilibrada y escasa de calidad contrastada.
APUESTAS DEL CARTAGENA
Por su parte, el Cartagena apostó fuerte por 'ex primeras' como Víctor (Valladolid) o Cygan (Villarreal). Para colmo acertaron con incorporaciones como la de Toché (del Albacete), con la de De Lucas (que no lo querían en el Murcia), también con la de un panameño que se ha convertido en la revelación como es Quintero, que fue llamado por Martínez de un equipo de Regional Preferente o en última instancia con Lafuente, que hizo una gran temporada en el Granada.
Si ya los anteriores datos son clarividentes para poder razonar el porqué el Cádiz lo está pasando tan mal y el porqué de la campanada del Cartagena -ocupa la tercera plaza de ascenso, el Cádiz es el tercero por la cola-, es cuando se observa sus equipos titulares para terminar de convencerse de cual de ambos proyectos éra más creíble.
Y es que mientras Espárrago, y anteriormente Javi Gracia, alineaban una media de ocho jugadores que habían conseguido el ascenso en la temporada anterior, en el cuadro departamental tan sólo se asoman por el equipo de inicio el medio centro Mariano, el lateral derecho Chiqui y el portero Rubén, que proviene del Barça y que fue suplente de Víctor Valdés en el filial. Esperando su oportunidad están los otro cuatro jugadores que no vieron la salida el pasado verano. Son los casos del portero Castilla, los centrocampistas Falcón y Héctor Yuste y delantero Tato.
Si se estudia a ambas escuadras, muy pronto comienzan a verse distinciones entre un proyecto y otro.
El primero de los cambios en el cuadro departamental no se hizo esperar y para sorpresa de todos el entrenador del ascenso, Paco Jemez, no fue renovado. Su hueco lo ocuparía un conocido del club cartagenero, Juan Ignacio Martínez, un hombre de perfil bajo que propondría una plantilla de perfil alto. A diferencia del caso gaditano, donde se renovó a Javi Gracia, Martínez tendría voz y voto en cada fichaje. De hecho, el técnico alicantino no tuvo vacaciones a petición propia con tal de ir cerrando, mano a mano con Buitrago, la plantilla.
Lo primero que se hizo en el Fútbol Club Cartagena fue hacer una 'limpia' del vestuario que había conseguido un ascenso tan claro y autoritario como el conseguido por el cuadro que entrenaba Javi Gracia. Y no fueron pocas las críticas que recibió Paco Gómez, un constructor alicantino al que no se le achicó la boca cuando dijo nada más conseguir el ascenso que el nuevo objetivo era la Primera División. En su momento, podía parecer un fanfarrón pero el tiempo le ha dado la razón callando tantas bocas como goles hace su equipo, el cuarto más realizador de Segunda.
Ni que decir tiene que la política llevada a cabo en la Plaza de Madrid de la capital gaditana fue bien distinta. De entrada, se renovó hasta al apuntador. Sólo los Rosu, Rubiato, Juanma Delgado, David García y algunos canteranos más se quedaron sin sitio en una plantilla que en su mayor parte procede de Segunda B. El discurso de Antonio Muñoz se orientaba hacia un verano atrás, donde se 'vendió' que se había realizado una plantilla de Segunda para Segunda B por si sonaba la flauta en el 'caso Femenía'.
Pero la flauta no sonó y con el tiempo le tocó pagarlo a Javi Gracia, que se quedó sin muchos jugadores que había pedido. Por contra, en la provincia murciana se deshacían de jugadores que hasta la propia afición efesé reclamaban su continuidad. Pero no se le hizo caso. Y el tiempo dio la razón al joven de 28 años David García Buitrago, que tuvo en Quique Pina a su padre deportivo. Su primer año en el Cartagena, con 26 años, fue un fracaso y no consiguió el ascenso. Fue el año pasado donde triunfó con el ascenso ganándose así una renovación hasta 2011.
Pero la juventud del director deportivo no le hizo temblar la mano para comenzar a firmar bajas. Así, comenzaron a desfilar cantidad de jugadores que habían tenido una participación importante en el ascenso. Fueron los casos de los centrales Armando (ahora en el Barcelona B) y Miki Riqué (en el Betis B), que este año están jugando a un nivel de lo más discreto. Tampoco se quedó Cabrejo, que se fue a jugar a Tercera División. No renovó al ahora cadista Nano González pese a la insistencia de la afición ni a Mena, que se marchó al Jaén, ni a Samuel, en la actualidad en el Benidorm. Finalmente, tan sólo se quedaron siete.
Como se aprecia, ninguno de los jugadores deshechados por Buitrago han cobrado mayor interés en el panorama nacional para descrédito de una afición que reclamaba la continuidad de todos ellos debido al magnífico rendimiento que acababan de dar en la categoría de bronce. Pero parece que las divisiones están para algo. Una frase que no se tuvo muy en cuenta en Cádiz, donde se siguió confiando en los Dani, Casilla, Cristian, Cifu, Raúl López, Mansilla, Ormazábal, López Silva, Enrique, Toedtli, Caballero, De la Cuesta, Erice, Fran Cortés y Fleurquin. Un total de quince. Más del doble de lo que se hizo en Cartagena.
Pero si en el capítulo de bajas el el tándem Gómez-Buitrago revolucionó una ciudad entregada al equipo, fue en los fichajes cuando terminaron de removerla. Algo muy distinto pasó en Cádiz, donde, para colmo, se apostó por jugadores de un perfil tan bajo o igual a los que ya estaban. Fueron los casos de Abraham (proveniente del filial del Barcelona de Segunda B), Jaume Costa (del filial del Valencia de Tercera) o Arriaga (del Jaén de Segunda B). Sólo Álvaro Silva (del Xerez que ascendió a Primera), Ogbeche (del Valladolid) o Tristán (de la Premier League) vinieron para intentar equilibrar una plantilla más que desequilibrada y escasa de calidad contrastada.
APUESTAS DEL CARTAGENA
Por su parte, el Cartagena apostó fuerte por 'ex primeras' como Víctor (Valladolid) o Cygan (Villarreal). Para colmo acertaron con incorporaciones como la de Toché (del Albacete), con la de De Lucas (que no lo querían en el Murcia), también con la de un panameño que se ha convertido en la revelación como es Quintero, que fue llamado por Martínez de un equipo de Regional Preferente o en última instancia con Lafuente, que hizo una gran temporada en el Granada.
Si ya los anteriores datos son clarividentes para poder razonar el porqué el Cádiz lo está pasando tan mal y el porqué de la campanada del Cartagena -ocupa la tercera plaza de ascenso, el Cádiz es el tercero por la cola-, es cuando se observa sus equipos titulares para terminar de convencerse de cual de ambos proyectos éra más creíble.
Y es que mientras Espárrago, y anteriormente Javi Gracia, alineaban una media de ocho jugadores que habían conseguido el ascenso en la temporada anterior, en el cuadro departamental tan sólo se asoman por el equipo de inicio el medio centro Mariano, el lateral derecho Chiqui y el portero Rubén, que proviene del Barça y que fue suplente de Víctor Valdés en el filial. Esperando su oportunidad están los otro cuatro jugadores que no vieron la salida el pasado verano. Son los casos del portero Castilla, los centrocampistas Falcón y Héctor Yuste y delantero Tato.
