viernes. 29.03.2024

Chipre es según la FIFA la selección número 129 del ránking. Por eso, ver a un equipo chipriota en octavos de final de la Champions League es sorprendente. El APOEL de Nicosia ha firmado uno de esos episodios inauditos y gratificantes al colarse en la recta final de la competición más importante del fútbol europeo. Y lo ha conseguido con una plantilla plagada de extranjeros, y en la que la colonia brasileña es la base de un equipo del hoy habla toda Europa.

El artífice de este sueño convertido en realidad es su presidente, que con apenas 10 millones de euros ha conseguido algo impensable. Foivos Erotokritou tiene claro que al ser Chipre “un país pequeño –un millón de habitantes- y sin grandes talentos, nuestra obligación es tener jugadores extranjeros. Además, este es el camino que han seguido todos los países europeos en los últimos años”.

La plantilla del APOEL está formada por un núcleo duro chipriota que forman 11 jugadores. Sin embargo, si por algo ha sobresalido el equipo es por su importante colonia brasileña. Ni más ni menos que 6 futbolistas forman parte de esta aventura en una pequeña isla del Mediterráneo.

No son jugadores de primera fila, pero sí con el talento necesario para brillar en la Champions.
Nos llama la atención porque en esta especie de Torre de Babel que es el APOEL, la nota española la pone Urko Rafael Pardo. Nacido en Bruselas, pero de padres españoles, este guardameta es un auténtico trotamundos del fútbol y llegó a pertenecer al Cartagena, en el que estuvo cedido por el Barça aunque solamente fue cuestión de meses sin llegar a disputar partido alguno de Liga, entonces en el Grupo III de Segunda B.

Urko empezó en las categorías inferiores del Barcelona, jugando cedido en Cartagena de la primera etapa de JIM en el año 2005. Solo estuvo hasta diciembre para marcharse al Sabadell ya que el meta titular era Juan Carlos Caballero. En 2007 hizo la maleta, jugando consecutivamente en el Iraklis, Rapid de Bucarest y Olympiakos, aterrizando en Nicosia esta temporada.

Y en Chipre, Urko sigue triunfando. El Apoel ha pasado a lo grande a octavos de final. Nunca antes un club chipriota había llegado tan lejos y él, suplente habitual de Chiotis, se ha destacado como clave desde que aquel se lesionara en Oporto, en la tercera jornada. Desde entonces es intocable y vive en una nube. “El secreto es el sentido común, la confianza y ser un grupo unido” afirma para explicar la clave de su éxito en Europa. Y sueña, claro, con seguir en esa nube.

La plantilla la cierran 3 portugueses (Paulo Jorge, Nuno Morais y Hélder Sousa), 2 griegos, un paraguayo (Adorno) y un argentino (Esteban Solari).

Oliveira, Boaventura, Marcinho, Manduca, Aílton y Claudiano ponen la alegría de un vestuario dirigido con mano dura por el yugoslavo Ivan Jovanovic. Cuando se clasificaron para disputar los octavos de final hubo fiesta y la armada brasileña tiró de batucada. El técnico balcánico no pudo poner freno a la fiesta.

“No tenemos preferencia por los brasileños, pero es cierto que ahora hay muchos en la plantilla. Mi prioridad es encontrar a buenos jugadores”, dice Jovanovic, subrayando que “es cierto que los brasileños tienen la ventaja de que les encanta el fútbol y disfrutan mucho jugando. Contribuyen mucho al buen ambiente, tanto en los entrenamientos como en los partidos, y también a la confianza del equipo”.

Erotokritou, el que manda en el APOEL, tiene una posición económica desahogada, pues el representante en medio oriente, y uno de los principales accionistas, de una empresa rusa especializada en la fabricación de armas. Gracias a la brillante trayectoria del equipo, el club salió adelante hace unos meses. La tremenda crisis que arrasó Grecia afectó al APOEL. Su deuda creció, pero su gran temporada en Europa fue una bendición. Gracias a su participación en la Champions y los contratos de televisión, las ganancias alcanzaron los 20 millones de euros. Justo el doble de lo que invierte su presidente en el club.

El APOEL ficha mucho gracias a su gran trabajo en el campo, pero también, pero también a la reforma que hizo Platini en la Champions, favoreciendo desde 2009 el acceso de los pequeños clubes europeos a la Liga de Campeones. En el primer año, el campeón de Chipre llegó a la Fase de Grupos. Acabó último, pero ganó 12 millones de euros, cuando en aquella época su presupuesto era de 7.

El APOEL pudo hacer frente a sus deudas y hasta pudo pagar al Copenhague 800.000 euros por el fichaje de Aílton. Luego llegó Manduca y ahora la cuarta parte de la plantilla es procedente de Brasil. La samba también funciona en mitad del Mediterráneo

El ex cartagenerista Urko se convierte en ‘estrella’ del milagro del Apoel de Nicosia
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