En el caso de que se demostrase el amaño por parte de los jugadores que participaron en el Racing-Hércules, y su vinculación con la trama de apuestas ilegales, sería el club en su totalidad el que afrontaría las consecuencias deportivas -con un descenso-, sin perjuicio de las medidas legales que se tomase contra los futbolistas de manera individual. De hecho, no haría falta ni tan siquiera conocer los nombres en concreto de los culpables para que sus equipos descendieran, si se probase el amaño.
"El club es responsable de lo que hagan sus empleados, porque los verdaderos perjudicados son los aficionados, los quinielistas, los apostantes honestos... Ellos son los que deben ser protegidos, más allá de los equipos, que no pueden dejar de responder por sus jugadores", explican en la LFP.
El presidente del Racing, Ángel Lavín, acepta este punto con resignación a pesar de la sorpresa y la indignación que estas informaciones han causado en el equipo cántabro: "Me parece una medida tremendamente injusta, pero, si es la ley, tendremos que acatarla. De todas formas es una situación irreal porque estoy convencido de que no hubo nada", explica en declaraciones exclusivas a Marca.
El presidente del Racing no titubea a la hora de valorar la actitud de sus jugadores en aquel partido: "Pongo la mano en el fuego por todos ellos. Yo bajé al vestuario tras el partido. Es imposible que hubiera nada raro. Estaban hundidos", sentencia Lavín.
Ahora, el Comité de la Liga tiene un largo proceso por delante para probar las sospechas de amaño sobre ambos equipos. Está por ver si finalmente sale adelante la iniciativa de descender de forma inmediata, como medida cautelar, a Racing y Hércules, pero parece que el proceso, antes o después, no hay quien lo pare.