martes. 23.04.2024
El fútbol es un gran deporte engrandecido por figuras personales, por auténticos personajes que recuerdan con su trayectoria que el juego de once contra once con una pelota es cosa de jugar en el césped y mamar en el terruño. La inesperada muerte de Manuel Preciado Rebolledo (El Astillero, Cantabria, 28 de agosto de 1957) a causa de un infarto de miocardio en la víspera de ser presentado como nuevo entrenador del Villarreal deja a la Liga sin uno de esos genios y figura carismáticos.

Un hombre querido por todos, pese a los colores -y pese a algunos desencuentros- que, golpe tras golpe, y los sufrió muy duros, conseguía siempre salir adelante. La historia de Preciado es la de un hombre que convirtió el ascenso después de la caída en un leit-motiv personal y profesional.

En la biografía de Manolo Preciado no destaca el colorín de los grandes futbolistas. Como jugador -era defensa central- defendió los colores del Racing de Santander (1978-1982). Sufrió un descenso y un ascenso, algo que repetiría luego en dos ocasiones como entrenador. Discurrió más tarde por el Linares (1982-1984), Mallorca (1984-1985), Alavés (1985-1986), Orense (1986-1987) y Gimnástica de Torrelavega (1987-1992), colgando las botas con 35 años.

Se reinició como entrenador, pero tomando de nuevo su tierra como punto de partida. Arrancó en Tercera División con la Gimnástica de Torrelavega en la temporada 1995-96, con la que logró el ascenso. Y eso se convirtió en una especialidad de la casa para Manolo Preciado.

La temporada siguiente con quien logró subir a Segunda B fue con el Racing B. Volvería a entrenar al filial racinguista en una segunda fase en la temporada 2000-01: descendió y volvió a subir. Posteriormente entrenaría al Racing de Santander en la temporada 2002-2003, cuando presentó su dimisión tras la compra del club cántabro por parte de Dmitry Piterman y, sobre todo, la intención del extravagante empresario ucraniano de ser el entrenador del equipo.

Ascensos profesionales, trágicas pérdidas familiares
Para entonces había sufrido uno de sus mayores reveses personales: la muerte de su primera mujer, Purificación, a los 42 años, por un cáncer de piel. Sin apenas enjugar el luto, su hijo Raúl, de 15 años, perdió la vida en un accidente de moto dos años más tarde, en 2004, el año en que logró el ascenso a Primera División con el Levante, el cuarto ascenso de su carrera como entrenador y el primero a la máxima categoría.

La vida me ha golpeado fuerte. Podría haberme hecho vulnerable y acabar pegándome un tiro, o podría mirar al cielo y crecer. Prefiero la segunda opción

Entrenador itinerante, se quedó en Segunda con el Murcia. Pero logró su personal ascenso y permanencia en Primera al fichar por el Sporting de Gijón en el verano de 2006, al que subió de categoría en su segunda temporada: quinto y último ascenso, en la temporada 2007-2008. El de Cantabria enamoró a la 'Mareona' de El Molinón.

Se convirtió en el segundo entrenador que más encuentros ha dirigido a los rojiblancos, con 232 partidos oficiales, sólo por detrás de José Manuel Díaz Novoa, quien lo hizo en 282 ocasiones. Entre ese honor profesional, otro mazazo personal: la muerte en abril de 2011 de su padre, que falleció atropellado cuando empujaba un vehículo en la carretera.

"La vida me ha golpeado fuerte. Podría haberme hecho vulnerable y acabar pegándome un tiro, o podría mirar al cielo y crecer. Prefiero la segunda opción". Así afrontaba los golpes Preciado, un fajador nato.

Mediada esta temporada, 2011-2012, su sexta al frente del equipo, fue destituido entre lágrimas del presidente, Manuel Vega-Arango y reemplazado por Javier Clemente, que no pudo evitar el descenso del club asturiano.

• Emoción en la despedida a Preciado
Entonces, Preciado comentó en su cuenta en la red social Twitter: "Lamento si hice algo mal, seré de este equipo toda mi vida. Seré socio del Sporting hasta que me muera. Espero que todos ayuden al club".

Uno de sus episodios recientes más recordados fue el cruce de acusaciones que mantuvo en noviembre de 2010 con el entrenador del Real Madrid, Jose Mourinho, que le acusó de no alinear a su mejor equipo y regalar un partido de Liga ante el Barça en el Camp Nou.

Aunque el cruce de declaraciones fue agrio entre los dos entrenadores, con calificativos de "canalla" y "mal compañero" dirigidos a Mourinho, meses después mostraron mucha afabilidad cuando Preciado, ya exentrenador del Sporting, visitó las instalaciones deportivas del Real Madrid: "Mourinho es un 'numer one'", dijo entonces.

Su misión ahora era lograr el ascenso del Villarreal, una meta que no era nueva para él. Tras su inesperada y sorpresiva muerte, con todas las muestras de condolencia y amistad que ha vertido el mundo del fútbol, deja escrito el epitafio que, en su arranque de furia contra Mourinho, pronunció aquel 12 de noviembre de 2010: "Detrás de mí hay algunos ascensos, pero sobre todo muchos amigos".

Manolo Preciado, genio y figura
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