El último de los goles en el inmenso Camp Nou se lo marcó a Savu el brasileño Neymar en el minuto 87, y los anteriores Pedro y Tello. Los albinegros hicieron un partido decente con la suerte ya echada desde el Cartagonova por aquel 1-4 que no se correspondió con la realidad porque el Efesé moderno se puso con 1-0 con el gol de Fernando y solo la superioridad azulgrana en el segundo tiempo puso el marcador con tres goles de diferencia para la vuelta.
“Jugar en el estadio del Barça con el Cartagena fue lo más grande, lo mejor que me ha ocurrido en mi vida de jugador. Me im´presionó”, señala ufano el de Bucarest. Savu tuvo por compañeros esa noche copera catalana a Carlos David, Astrain, Álex, Eric López, Mariano Sánchez, De Lerma, Zurdo, Antonio Megías, Menudo y Diego Segura.
Seis años después de aquel evento en la Copa del Rey Savu se encuentra contento en el equipo de La Unión. Trabaja en una empresa auxiliar de Navantia, en Cartagena, donde ficha todas las mañanas.
Víctor Ibáñez primero y Jesús Limones después le cerraron el paso a la titularidad en el FC Cartagena al que llegó desde el At. Sanluqueño. Como albinegro solo actuó en 4 partidos. Oficiales.
Después pasó al cacereño Arroyo, de Segunda B, donde estaba Pato de técnico, y a continuación se instaló en la ciudad trimilenaria, en la que él y su familia están perfectamente adaptados. Jugó en La Unión 37 partidos; seguidamente en el Minerva de Alumbres (38 encuentros) y vuelta a las filas unionenses en 2018-19 donde ha disputado 36 y sigue en la titularidad.
En el campo de Arroyo de la Luz donde jugó dos años. En la imagen con uno de sus hijos.
Savu en el once del FC Cartagena en el feudo del FC Barcelona, en la Copa del Rey. Encajó un 3-0, hace de ello seis años.
Como blanquiazul en la Ciudad del Cante de las Minas es muy popular. Es una de las bazas importantes del equipo. Da seguridad. Obvio que domina el juego aéreo. Ha salvado a su club de derrotas y sus pifias, que también las tuvo, las asumió con deportividad este rumano que cuando se le dice que habla un perfecto castellano responde con un 'gracias'.
A sus 36 años de edad confía poder jugar algunas campaña más con agilidad y buen ojo de halcón para adivinar las jugadas de ataque de los contrarios.
