sábado. 20.04.2024
El Benito Villamarín ha vivido hoy un esperpento, una situación de lo nunca visto en esto del fútbol. El Valladolid visitaba Heliópolis sabedor de que un triunfo ante el ya descendido colista los podría situar prácticamente un año más en Primera división. La ocasión era propicia, pues en teoría bastaría con luchar más que un rival sin nada en juego y demostrar que quieren seguir en la élite. Pero eso en teoría.

El Pucela ha perdido por cuatro goles a tres en un partido que pasará negativamente a la historia castellana, pues las tres veces que se adelantaron fueron remontados por el Betis, que no le bajó la cara al partido. 

Para más inri, un fallo grosero de Jaime en las postrimerías del duelo decantó la balanza para hundir lo sueños de una familia blanquivioleta que a falta de 15 minutos para el final se veía fuera del descenso.

De este modo el Valladolid tiene que sacar el ábaco, la calculadora o la imaginación a volar para ver qué resultados pueden obrar el milagro de la salvación. En primer lugar, deben ganar el próximo domingo al Granada, que suma 38 puntos, si quieren seguir vivos. 

Si no lo consiguen, serán matemáticamente equipo de Segunda. En caso de triunfo, serían los nazaríes quienes caerían al pozo y los pucelanos tendrían que mirar al resto de campos en busca de resultados francamente poco esperables.

Sólo ganando al Granada y una carambola salvaría al Valladolid de Juan Ignacio del...
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