12 de enero de 2014, 16:44
Arturo Posasa escribe lo siguiente:
Juan Ignacio Martínez es un técnico astuto, trabajador y que analiza pormenorizadamente a cada rival con el fin de sacar todo el jugo táctico a los partidos. Sin embargo, los números no le avalan en el Real Valladolid.
Con el técnico alicantino al frente, el equipo blanquivioleta ha completado la peor primera vuelta desde que las victorias suman tres puntos y veinte equipos pueblan la Primera División española.
Para encontrar un Real Valladolid peor hay que remontarse a la escuadra que entrenó Rafa Benítez en la temporada 1995-96, cuando 22 equipos formaban parte de la competición. Entonces, aquel conjunto era colista con 14 puntos tras las 21 jornadas de la primera vuelta (dos partidos más que actualmente). Desde entonces, Real Valladolid nunca había finalizado la primera manga de la competición liguera con unos exiguos 16 puntos en su casillero, una cifra que le obliga a dar el do de pecho en la segunda vuelta si no quiere verse abocado al descenso de categoría.
Los números de Juan Ignacio palidecen en cualquier comparativa con los técnicos que han dirigido al equipo en las últimas doce temporadas en la élite. Solo en la campaña 2009-2010, con José Luis Mendilibar al frente, aparece un Real Valladolid similar en su puntuación y puesto en la tabla.
Despedido, con un punto más
Con el técnico de Zaldibar ya en la cuerda floja (sería despedido tras la vigésima jornada al empatar a uno con el Almería en Zorrilla), el equipo blanquivioleta sumaba a estas alturas 17 puntos, uno más que en la actualidad, había firmado las mismas victorias (3), un empate más que ahora (8) y una derrota menos (8). Además, también se trataba de un conjunto similar en la casilla de goles a favor y en contra. Si el Real Valladolid de Juan Ignacio ha anotado 21 goles y encajado 33, aquella última escuadra blanquivioleta que entrenó Mendilibar había logrado dos tantos más (23) y encajado dos más (35).
Este Real Valladolid se ha convertido en un equipo fragilísimo como visitante. Durante las últimas tres salidas ha recibido 16 goles, cuatro por encuentro. En el Santiago Bernabéu, ante el Real Madrid, entraba dentro de lo previsible, pero no en Cornellá-El Prat frente al Espanyol y mucho menos en el Nuevo Los Cármenes, donde se dispararon todas las alarmas.
