viernes. 19.04.2024

El entrenador-jugador Víctor Fernández logró su objetivo. Salvar al club que le vio nacer como futbolista: el CD Leganés. Consiguió que el conjunto que le había fichado al principio de la temporada como buque insignia de un proyecto que buscaba el ascenso a Segunda División no naufragara en el océano de la tercera división.

Con 37 años, y después de una dilatada carrera en la que llegó a jugar en el Leganés, el Real Madrid, el Toledo, el CD Tenerife y el Villarreal, Víctor abandonó el FC Cartagena, donde estuvo a punto de ascender a Primera División. Puso la proa en dirección a su casa: “Estaba cansado de ir de un sitio para otro, y mi familia nunca había podido ver de cerca cómo jugaba al fútbol”, explica el futbolista, que todavía guarda una legión de fans en Valladolid y en Cartagena.

Pero la temporada no empezó como se esperaba. Once empates y una sola victoria. Y hubo cambio de entrenador. En abril los aficionados ya divisaban el abismo. Caerían al pozo de la tercera, algo que pondría en peligro la viabilidad misma del club. A la desesperada la dirección del equipo le hizo una propuesta a Víctor, que como jugador era el auténtico capital: colgar las botas y convertirse en el entrenador que salvara al conjunto. Una difícil decisión que tuvo que tomar en apenas unas horas, y precisamente el día de su cumpleaños, el 17 de abril.

Tras el acuerdo, el Leganés confió su futuro a un jugador que nacido en 1974, en Extremadura y que pronto se desplazó a Madrid. Ahí empezó a jugar en el Entrepeñas, para dar el salto al Leganés. Esta era la época, comentan en el club, en la que Víctor acudía a los partidos como polizón. “Sí, nos dijo que se colaba en el campo de fútbol”. No era el estadio de Butarque, sino el Luis Rodríguez de Miguel, edificado donde ahora se encuentra la Plaza Mayor de Leganés.

Jugando con el conjunto blanquiazul el ahora seleccionador nacional Vicente del Bosque, entonces en el Real Madrid, vio a Víctor Fernández marcar cuatro goles en un partido contra el filial blanco. Y lo fichó para la cantera merengue, en la que permaneció dos años. Y ahí comenzó su travesía por el fútbol español, que en su etapa como jugador acabó el día de su 38 cumpleaños, tras aceptar ser el entrenador del Leganés.

Pero Víctor tenía una espina clavada. No haber podido despedirse del fútbol con el apoyo del público, pues había colgado las botas para hacerse entrenador, pese a que no tiene el título necesario para sentarse en el banquillo: “En unos meses ya tendré la titulación para ser segundo entrenador, y tratará de seguir ligado al fútbol”, explica este deportista.

El desafío como entrenador no era pequeño. En las cuatro jornadas que restaban debía salir de los últimos puestos. Y lo logró. De cuatro partidos empató uno y ganó tres. ¿Y cómo lo consiguió? “A base de dar confianza a los compañeros. Teníamos un buen equipo, pero la dinámica de perder partidos acabó por desmotivarlos. Teníamos que confiar en nosotros mismos. Cuando nos salvamos fue como una corriente de aire fresco”, explica Víctor, que fue manteado por sus jugadores y compañeros.

El polizón había conseguido su objetivo: salvar el barco del Leganés y mantenerle en el puerto de la segunda división. Pero sobre todo, colgar las botas como se merecía, con el amor de los 7.500 aficionados que abarrotaron el estadio de Butarque para apoyar al equipo.

Víctor Fernández, el ‘polizón’ que salvó al Leganés del descenso a Tercera
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