Ha sido muy gracioso porque con los nervios no ha entendido bien cómo se llamaba, así que cuando ha subido a cubierta a contarnos la noticia y le preguntamos por el nombre no sabía si era Daniel o Miguel. Ya sabemos que es Miguel Echávarri.
Por lo demás, todo bien aunque ayer no pude escribiros porque rompimos el puño de escota de la vela mayor. Los extremos de una vela son: puño de escota, puño de driza y puño de amura.
Al realizar una maniobra (trasluchada) la vela se rompió por esa parte, así que tuvimos que hacer la vela más pequeña (poner un rizo) para no romper nada más y luego arreglarlo. Estuvimos casi toda la noche para reparar eso, pero por fin esta mañana pudimos poner de nuevo toda la vela. Ya navegamos a tope.
El calor sigue apretando y ya he cambiado las botas por unas zapatillas. Voy con una lycra fina arriba y el pantalón igual. Cuando entras dentro del barco a descansar hay un olor bastante intenso que mi compañero de guardia, Marcos Iglesias, llama “olor a humanidad”. Y todavía nos quedan varios días…
Un abrazo,
Diego Fructuoso
Tripulante del VO70 “MAPFRE” en la Ruta del Descubrimiento
