viernes. 29.03.2024

RAFA MOLINA

La afición volvió a evidenciar a que en cuanto a apoyos pocas están a su altura. Más de 12.000 personas arroparon a los albinegros en una jornada que se esperaba con gran ilusión gracias a la posibilidad de recortarle dos puntos al Lorca tras el empate del sábado ante el Extremadura.

Las sensaciones sin embargo tras el encuentro denotan cierto pesimismo. Por un lado, el equipo no logra hacerse fuerte en su estadio pese al apoyo incondicional de su hinchada. La memorable noche ante el Marbella, ahora ya tan lejana, parece haber embrujado a un equipo que ha perdido gran parte de su fuelle en su propio estadio.

Desde primera hora la afición albinegra se hizo sentir en toda la ciudad. Seas aficionado o no al FC Cartagena, sabía que este domingo 19, día del padre, había partido. Había derbi. Los niños con la camiseta denotan un sentimiento que hace tiempo que despertó. Un rugido que sigue vigente pese a los muchos reveses que en los últimos años se ha llevado el equipo, al borde de la desaparición hace dos años.

Con la derrota ante el Murcia la afición albinegra vuelve a plantearse cuál es el verdadero nivel del equipo, sin la efervescencia de hace unos meses. Pese a ello, no cejan en su empeño de seguir apoyando al equipo como demostró hoy. No está el Cartagena en su mejor momento y sin embargo se vio arropado por más de 12.000 personas. Una señal de que la afición sigue dispuesta a ser el rugido del equipo, pero que hoy vio cómo su corazón se quedaba colapsado.

Quizá esa ilusión mostrada por la hinchada pudo perjudicar al equipo, en muchos momentos acelerado, sin el poso que si tuvo el Murcia para leer el encuentro.

Los granas llegaron dispuestos a poner patas arriba el Cartagonova, para regocijo de su hinchada, que vio cómo se iban de Cartagena con tres puntos y la sensación de que el playoff es más que posible si la línea del equipo continúa siendo esta. La teoría de los vasos comunicantes sigue latente. Mientras en la costa cálida pesan más las dudas que las certezas, al otro lado del Puerto de la Cadena la fe que otorgan dos victorias consecutivas insufla de optimismo a un club que veía hace no mucho que la temporada estaba abocada al fracaso.

El rugido de la grada no parece de momento razón suficiente para despertar a un equipo que ha olvidado su identidad sobre el verde. Todo en el momento clave de la temporada. En ese tramo en el que se decide todo.

El rugido no llegó al corazón
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