Ni los más pesimistas habrían sido capaces de imaginar después de ganar con sobriedad en La Condomina por 0-2 y hacerlo con autoridad que, sólo un mes después, iban a verse como están: con el equipo roto, repleto de lesionados, sumando 2 puntos de los últimos 12 disputados y cayendo en barrera desde la primera plaza, en la que era colider, hasta la mitad de la clasificación. Increible pero cierto.
El Cartagena ha entrado en bache a las primeras de cambio. Demasiadas rotaciones, demasiadas lesiones y demasiados partidos para lo que tiene en plantilla. La Copa y su atención parece haber desviado la atención desde entonces dicen unos aunque los más ortodoxos sostienen que no tiene nada que ver la participación copera y que sólo se trata de una mala racha.
Una mala racha, sí, pero mala de verdad. Porque el Cartagena se ha convertido en un equipo desconocido. Ya no tiene esa capacidad de reacción cuando le marcan. Le ocurrió en Mérida dónde jugó rematadamente mal y le ha vuelto a ocurrir en Marbella por no recordar la noche de Talavera dónde se ganó, es verdad, pero de verdadero milagro.
Luego llegó la decepción de la Copa, porque decepción fue el hecho de quedar emparejado con el Sevilla por muy ‘grande’ que sea. Durante esa semana, por fas o por nefas, toda la atención quedaría centrrada en un sorteo y se olvidó de que el Córdoba B estaba esperando al final de esa semana para arañar un punto y mantener a los albinegros una semana más sin ganar. Y por si faltaba poco esta decepción de Marbella, dónde el equipo ha estado rematadamente mal, sin capacidad de reacción, sin juego y sin alma. Si queremos ser positivos tendremos que quedarnos con que estamos en el inicio de la Liga y queda un mundo por delante. Pero que el Cartagena atraviesa un buen bache eso está más claro que el agua.
