viernes. 29.03.2024
12 MESES DESDE SU LLEGADA

Sporto: un año repleto de expectativas incumplidas

CARLOS SÁNCHEZ (@charlidsg) 13 de marzo de 2014. Más de un centenar de personas se agolpaban en la sala de prensa del estadio municipal Cartagonova, aguardando la aparición de Javier Martínez, administrador de la desconocida mercantil Sporto Gol Man 2020, que días antes se había hecho con el paquete accionarial del...

CARLOS SÁNCHEZ (@charlidsg)

13 de marzo de 2014. Más de un centenar de personas se agolpaban en la sala de prensa del estadio municipal Cartagonova, aguardando la aparición de Javier Martínez, administrador de la desconocida mercantil Sporto Gol Man 2020, que días antes se había hecho con el paquete accionarial del FC Cartagena. Era la primera comparecencia de los valencianos tras la adquisición de la entidad albinegra, y las expectativas estaban disparadas. Prensa y aficionados aguardaban las explicaciones de lo que pretendía ser un nuevo Cartagena. Lo cierto es que, en aquel momento, la música y la letra del papel que quería desempeñar el grupo valenciano sonaba bien al escucharla. En una rueda de prensa en la que Paco López, Cristina Bustillo y Fran de Paula acompañaron al nuevo dueño. Los tres anteriores terminaron por marcharse de la entidad, cada uno de diferente manera, empezando a vislumbrar que lo que allí se dijo iba pronto a quedar en papel mojado, humo.

El abogado Javier Martínez empezó pronto a dibujar un horizonte idílico, desgranando los pilares sobre los que quería sustentar el proyecto. Aludió al fútbol base, con la creación de una escuela que dotará de una estructura de la que el club carecía. Afirmó que "la deuda, en su mayor parte con Hacienda y Seguridad Social, es de cuatro millones y medio de euros. De todos modos, está muy bien encauzada, pero va a estar mejor gestionada”. Y, entre otras cosas, se permitió la licencia de establecer el año 2020 como una fecha de objetivos: "Para el 2020 querríamos, siendo soñadores estar en Champions; siendo optimistas, estar en Primera; y siendo realistas, estar asentados en Segunda A. Nuestro objetivo es el optimista, el de estar en Primera”.

Lo que nunca se quedó claro en esa comparecencia fue el músculo financiero que sostendría este castillo que, de momento, se pretendía edificar en el aire. Martínez no quiso nunca desvelar las identidades de los inversores, alegando que eso sería perjudicial para el club, pero que se trataba de "un grupo de personas nunca relacionadas con el fútbol que pretendían quedarse en el anonimato". Aquello fue un indicio del oscurantismo que ha rodeado a este proyecto desde el inicio, donde todos los movimientos que se han realizado han ido desmintiendo afirmaciones anteriores. Es decir, desde el minuto 0 de la llegada de Sporto, se ha intentado ocultar la realidad con medias verdades. 

La sala de prensa del Cartagonova en la primera rueda de prensa de Sporto.

 

DE MÁS A MENOS

Aquel 13 de marzo el Cartagena no atravesaba una buena situación. El dinero recaudado con la visita del FC Barcelona en Copa no revirtió en mejorar las condiciones de unos jugadores que atravesaban una época de impagos. Sin embargo, en lo deportivo, el equipo dirigido por Tevenet se mantenía muy vivo en las posiciones punteras del grupo IV. Tanto como que terminaría jugando un play off de ascenso ante el Avilés en el que, eso sí, cayó de manera estrepitosa. Sin embargo, Javier Martínez consiguió solucionar sobre la campana el problema con los futbolistas, ya que las denuncias en la AFE hubieran supuesto el descenso administrativo. El dinero que permitió salvar el primer 'match-ball' de Sporto (que llegó solo 3 meses después de adquirir el club) apareció de la mano de Sofinvest. Sin embargo, eso sería algo que se conocería después.

Esto fue ir un paso más allá en el caos en el que se había convertido el Cartagena. La vinculación con la empresa del italiano Sergio Sofia no trascendió a la luz pública hasta que fue desvelada por el periodista Francis Moya. Sonfinvest representaba una pieza más en un tablero que por aquel entonces componían Florentino Manzano y Javier Martínez, con las salidas de De Paula y Paco López y con Cristina Bustillo relegada en espera de prescindir definitivamente de ella. A pesar de todo, el club se puso en marcha con la planificación de una nueva temporada que permitió ilusionar a más de 4.000 aficionados que se abonaron en verano.

El inicio de la pretemporada.

 

UNA PLANTILLA SIN DIRECCIÓN

Los fichajes que se sucedían eran buenos futbolistas de la categoría, con buenas trayectorias en otros equipos de Segunda B. La plantilla confeccionada por Florentino Manzano no tenía mala pinta, pero carecía de una buena dirección. La llegada de Julio Ribas al banquillo fue una mala idea. El uruguayo, que aterrizó en Cartagena de la mano de Sofinvest, carecía de la titulación necesaria para ejercer como tal en 2ªB, planificó una mala pretemporada -con unos jugadores uruguayos que iban a quedarse y no pudieron - y nunca fue capaz de hacerse con las riendas del equipo. Además, tuvo que marcharse a Uruguay en un último intento desesperado de regularizar su situación como entrenador, dejando a una plantilla descabezada - momento en el que Simón Ruiz, 'bomba' Cáceres y Miguel Cuesta se quedaron al frente - pero dirigiéndola con mando a distancia desde Sudamérica.

Ahí empezó a fraguarse la deriva deportiva, pero en lo institucional las cosas funcionaban aparentemente. Javier Marco había asumido las riendas de la entidad y, con el dinero de los abonados todavía en las arcas del club, conseguía centrar los esfuerzos en otras materias. Pero, el entendimiento con un Florentino Manzano que mandaba sin mandar y estaba sin estar nunca llegó. El Cartagena comenzaba a ser foco de polémicas, con la sanción a Julio Ribas por parte de la RFEF y posterior revocación de dicha sanción (a rebufo de los movimientos del Madrid Castilla con la situación de Zidane), que fue aprovechado por el uruguayo para, en una rueda de prensa que se recordará, pasara factura: "se me ha castigado por indicios de prensa y se me ha faltado al respeto", dijo.

Cuesta, Ribas y Simón Ruiz en La Manga Club este verano.

 

LOS PROBLEMAS SE HACEN VISIBLES

Antes de la Navidad, los problemas que se fraguaban en semanas anteriores, comenzaron a hacerse claramente visibles. Primero, llegó el reconocimiento de que la situación deportiva era insostenible, y se decidió relevar a Ribas de sus funciones de entrenador y reconducirlo hacia las de manager general, un cargo muy difuso ya que nadie sabe exactamente cuales son los cometidos de Ribas actualmente. Llegó Manolo Palomeque, técnico del filial CD Algar, para insuflar un aire nuevo. Pero la situación institucional también encallaba, ya que el dinero que había en las arcas del club se gastó y se carecía de liquidez. Con un concurso de acreedores en las puertas, los impagos a los futbolistas se acumulaban.

La situación se contuvo hasta el día en el que el Cartagena visitó La Condomina. Ahí, todo explotó en la cara de aficionados, prensa y dirigentes con una virulencia inusitada. El equipo se desmoronó y desquició, cayendo por 3-0 con dos expulsados, en un visible estado de desquiciamiento. Los jugadores estallan contra el club - Luque afirmó que "nos tienen que dar una solución a los impagos. Ahora mismo no tienen ninguna credibilidad" - y la afición lo hizo en contra de Florentino Manzano, algo que causó su marcha del club una semana después. Fue el inicio del fin.

La expulsión de Tarantino en la aciaga tarde del 3-0 en La Condomina.

 

DESBANDADA INVERNAL Y CLIMA IRRESPIRABLE

El hilo del que pendía la estabilidad de un club sin recursos se cortó en las últimas semanas de enero, donde se produjeron tres bajas en la plantilla que dejarían muy tocado al vestuario albinegro. Se marcharon Neira y Pallarés buscando un mejor futuro económico, y Nico Abenza tras unas polémicas internas. A pesar de ver paliada la circunstancia de los impagos, ya que se percibió una nómina, la credibilidad de los dirigentes para con la plantilla es nula, y eso quedó escenificado en el momento en que los futbolistas del Cartagena en pleno salieron a sala de prensa a denunciar públicamente su situación. "No hay para agua ni para vendas. Los fisios hace tiempo que se fueron y algunos jugadores se verán obligados a irse si no cobran", afirmaba el capitán Luque.

Todo ello ha degenerado en un clima irrespirable dentro del vestuario, no porque éste no esté cohesionado, ni mucho menos, sino porque ya todos los jugadores piensan en una futura salida. Además, los resultados deportivos abocan a una lucha poco agradecida, la de evitar el descenso. Y, más allá, no existe un horizonte en el que se prevea una solución a los cobros, ya que las arcas están vacías y el futuro del club depende de lo que determine el administrador concursal Ramón Madrid: o concurso o liquidación. Pero hace falta dinero urgentemente para evitar descensos administrativos.

La plantilla del Cartagena protestando en sala de prensa por su situación.

 

#SALVEMOSALFCCARTAGENA

Sporto Gol Man, un año después de su llegada, se ha lanzado a la desesperada en busca de dinero, de inversores, de momento con nulo resultado. Su pésima gestión les está pasando ahora factura en forma de imagen, ya que ningún empresario quiere vincularse a la casa de los líos que ha sido el Cartagena bajo su mandato. Las reuniones nos fructifican y el tiempo sigue jugando en su contra. En vista de la gravedad de la situación, ha sido la afición la que ha tomado la iniciativa. La plataforma "Salvemos al FC Cartagena", recientemente constituida, quiere aportar su granito de arena y tras revolucionar las redes sociales quiere llevar a cabo acciones que mitiguen las actuales urgencias económicas y que sirvan de respaldo para futuros inversores.

Sin embargo, hace un año, esta situación no se la esperaba nadie. Estos 12 meses de Sporto han supuesto una aventura semanal continua, donde de lo que menos se ha hablado ha sido de fútbol. El Cartagena se ha convertido en un club sin dirección, donde todas las piezas de este puzle han engañado a las demás, y la información se ha ocultado desde el minuto 1 al abonado. Ahora la pervivencia de la entidad está más en el aire que nunca y todo el mundo es consciente de la gravedad de una situación inesperada. Un año de expectativas incumplidas, de castillos en el aire, de esperanza vana.

Sporto: un año repleto de expectativas incumplidas
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