Falta tal vez una rueda de prensa para que se aclare por parte del FC Cartagena, el del submarino en el escudo, por qué ese agravio comparativo realizado respecto a las jugadoras del Minerva Cartagena, que han subido de categoría competicional hace días. A ellas se les ha negado el pan y la sal. Se conoce la versión de las chicas, contundente y directa. Como diría Paco Belmonte: la pancarta mostrada por las muchachas campeonas ha sido un a modo de “hostia como un pan”. Sobran más palabras.
La pancarta paseada y colocada el martes por la tarde en la Clausura de la temporada del Fútbol Base Local es la respuesta del Minerva Cartagena a las trabas colocadas por el dueño del FC Cartagena a que las muchachas recogiesen los aplausos y el reconocimiento de los aficionados en el estadio municipal Cartagonova, en un acontecimiento importante como es un partido oficial del equipo más seguido de la ciudad.
Error del dirigente albinegro, tan acertado en tantas y tantas facetas administrativas de su misión en el club y tan desacertado y pienso que hasta injusto en este lance, en tanto no se demuestre lo contrario. No tendría mayor importancia el asunto si no fuese porque otros muy dignos deportistas, colectivos o personas de Cartagena no hayan sido homenajeados en las mismas o parecidas circunstancias ante su gente como, por ejemplo, el fútbol sala, el CD Primi Sport, Prolam y otros.
Belmonte intuyo sigue sin hacer ejercicios saludables y recomendables para combatir una supuesta prepotencia y altivez de la que alguna vez también se ha dejado notar en su amigo y compañero de tareas Manuel Sánchez Breis. En este caso déjenme sea deliberadamente parcial y me alinee con las chicas, que entiendo se merecían de sobra unos minutos de gloria para satisfacer su ego. No cuesta dinero ser justo y cortés de vez en cuando.