El paso efímero del Cartagena por la Copa del Rey, limitado este año a dos eliminatorias, sitúa desde ya todas las miradas en la Liga, una competición en la que aún no ha comenzado a hacer los deberes, en gran medida porque ya se vio lo que pasó en Huelva. Allí desplegó el equipo de Munúa un fútbol muy aceptable pero, incluso siendo el 0-0 un marcador nada despreciable dadas las circunstancias, la suma de un punto mientras otros suman de tres en y tres descorazona un poco.
En estos casos perder la serenidad, desde la perspectiva del equipo llamado a estar en los presentes momentos con 3 puntos más, al menos, da rienda suelta al ‘veletismo’ por parte de determinados seguidores que pasan del 0 al 80 y del 80 al cero en sus criterios, afilan sus uñas para dejar las primeras marcas críticas en la epidermis de una buena plantilla, siempre mejorable, a la que el miércoles tropezó con la prueba de alcoholemia, le hicieron soplar y le echaron de la Copa. (“Si bebes no conduzcas”) Es decir, si quieres Liga y ser campeón, olvida las copas y céntrate en sumar puntos en cantidades industriales. Hacen falta y seguirán haciendo falta hasta la jornada 38. Y se llevan disputadas la nadería de tres. Rajarse ya las vestiduras es signo de inmadurez. Respetando todas las opiniones.
Cuando parecía, el miércoles en el Cartagonova, cuyo marcador se ha quedado inhábil y ya no nos dice los espectadores que acuden, digo que cuando se presenciaba un aceptable primer tiempo y que daba pie a pensar que todo sería cosa de seguir controlando la situación y el marcador para alcanzar el objetivo de avanzar hacia la tercera eliminatoria para hacer caja, la UD Logroñés se transformó para ir imponiéndose poco a poco y lograr que João Costa, el meta sub 23 portugués, salvase la situación con un par de paradones de maestro.
El acierto de los cambios ordenados por el míster de casa entra en la materia opinable, pero dio la casualidad que desde que salió del campo el bético Julio Gracia las cosas empezaron a cambiar para el Cartagena, que fue a peor y ya no tenía amarrado el centro del terreno, el caballo de batalla que había aparecido desde el punto de partida de la pretemporada. Lo demás fue una lucha por la clasificación y ahí en las contragolpes los albinegros y los rojiblancos pudieron matar el partido. No lo hicieron, aun con Cruz y Aketxe de punteros, y la prórroga era una prueba de resistencia, y de paso un castigo añadido por la alta humedad en el ambiente de la noche veraniega, un trámite que acabaría por dejarlo todo en manos del acierto en los lanzamientos desde el punto de yeso del penalti. Lotería pura y dura.
A partir de este domingo comienza la temporada “de verdad” en el Cartagonova ante el UCAM Murcia, también defenestrado en la Copa por un Racing que no necesitó recurrir a los penaltis en La Condomina azul. Y el que no esté de acuerdo en el mensaje de que se abre la compuerta de la realidad de que la Liga arranca ante los universitarios de José Luis Mendoza, que levante el brazo o me ponga a parir en el sitio de los comentarios de los lectores.