Entretenido y hasta emocionante, también intrigante, ha resultado este mercado invernal del que hemos podido disfrutar siguiendo los latidos del FC Cartagena, que en estos menesteres a las primeras de cambio se ha visto que progresa adecuadamente. En comparación con lo sucedido en enero de 2017, que no es preciso recordar con minuciosidad. Ya fue sufrido y padecido por Belmonte. Por parte de la dirección se tomó debida nota y se aprendió la lección, en el único -e importante- borrón en una ejecutoria de gestión impecable.
La veteranía, se diga lo que se diga, con perdón de los novatos, es un grado y los responsables del FC Cartagena han madurado con un año sinuoso y con dos eliminatorias de playoff que, por paradoja, le dieron injustas calabazas. Una sola derrota (pero decisiva) después de cuatro partidos. Al acabar el mercado invernal, las cinco aportaciones conseguidas tienen la mejor pinta. Falta dejar pasar las jornadas y observar los rendimientos para que los augurios se corroboren y consoliden. Será difícil que nos equivoquemos.
El partido del 3-2 ante el UCAM Murcia ya fue un a modo de adelanto aunque hicieron un encuentro de cinco goles en la puerta de Javi Jiménez para justificar el eufórico ‘oleaje’ en la grada y el encendido de linternas. La guinda de un buen hacer en el mercado que expiró este 31 de enero, con la apoyatura del liderato para persuadir, la ha representado el hecho de amarrar con la mejor cuerda de la seriedad la situación del jugador Jesús Álvaro, evitando que fuese un problema su salida del club –por las ofertas de última hora-, una determinación que se antoja de buena aceptación por lo general.