martes. 23.04.2024

Tras los nubarrones de Don Benito

El hecho de ganar el miércoles copero en Don Benito a un entusiasta rival, muy respetable, en la situación del Cartagena no es ninguna proeza. El desenlace fue bastante normal pero ¿qué habría sucedido en el supuesto de que el equipo extremeño se hubiese impuesto en la eliminatoria? Una hecatombe para los presupuestos deportivos y económicos del club superior, últimamente acostumbrado a participar en la Copa del Rey y de vez en cuando para caer ante un Primera europeo como sucedió ante FC Barcelona (2013) y Sevilla (2017). Así que el gol de Rubén Cruz, que reaparecía con éxito tras el desliz increíble de autoexpulsarse en los últimos minutos del partido del ascenso del Extremadura,  evitó el fantasma de una sorpresa de la que nadie está exento. 

Llego a la conclusión de que  aun siendo lo más práctico del reciente encuentro el marcador final de 0-1, lo mejor fue la respuesta del conjunto, que lo fue (bien ahormado) el mayor tiempo del partido. Tres días antes el Cartagena había sido un esbozo de cuadro descuadernado, deshilachado,  que invitaba a la desazón de los más sensibles seguidores  de una plantilla con 17 nuevas caras que merecen prudente crédito ante la necesaria adaptación.

Munua chico

Munúa.

Pasaron los nubarrones de Don Benito, escampó  y los albinegros se salvaron del chaparrón y la tormenta con ruidoso aparato eléctrico. Lo que se avecina (la salida a Huelva y la recepción en cinco días de Logroñés y UCAM Murcia en el Cartagonova), se recibe dentro de otra dinámica mucho más saludable y hasta optimista,  olvidando aquel extraño partido trampa con el Recreativo Granada en la inauguración de la liga lo normal es que no se repita teniendo en cuenta la capacidad teórica de la plantilla puesta en las manos de Gustavo Munúa, quien se estará poniendo al día y adaptándose a la idisiosincrasia del grupo IV de Segunda B con toda la información que le haya podido llegar por tierra, mar y aire en cuanto a capacidad de jugadores rivales y esquemas de los adversarios.

Tras los nubarrones de Don Benito
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