viernes. 29.03.2024

Reflexión atrevida/osada en tiempo de Coronavirus

Todos estamos haciendo un master gratuito. Pienso que es el master de combatir la inseguridad, la incertidumbre del bicho que desconcierta a legos, listos, solidarios, insolidarios, responsables e irresponsables. Nos estamos reinventando -¡qué remedio queda!- un sistema de vida provisional, totalmente novedosa, para una situación de crisis aguda en todos los términos inimaginables. Y al reinventar me encanta que haya aficionados del Efesé como Domingo, que lo hagan exhibiendo  en pequeñas dosis por las redes sociales su valiosa y amplia colección de las camisetas, amorosamente guardadas por él,  que utilizaban los albinegros desde los tiempos del catapún (El Almarjal) hasta la presente (el Cartagonova).

Me sigue encantando el detalle de los deportistas que muestran por tuiter su estado de ánimo, optimista, aunque sea para que se contagie algo bueno como es el sentido del humor. Me encanta, unos más y otros menos, las cataratas niagarescas de vídeos con guasa alusivos al coronavirus que me envía Loren Vergara, el famoso escritor de La Farola del Lago, y me molan otros obsesos de retuitear vídeos a razón de tres por minuto, buscando entrar en el Guinness como sea. 

Me sigue encantando la agresividad cordial y puñetera, excelsa y barriobajera de un tal Caperuzo, diablo y ángel al mismo tiempo, que remueve el tuiter y lo domina como dictador con sus comentarios, especulaciones, agitaciones con un verbo a veces para meterlo en un tonel de lejía rebajado con agua. Cansaarmas, jodedor cuando puede de Breis y Belmonte, nuestros queridos ByB. Pero en el fondo intuyo que buena persona el tal Caperuzo Efesé.

Me encanta la tarea del joven periodista Rubén Serrano, un todo terreno sacando petróleo de la noticia oculta o tirando de la estadística extraída de la fenomenal base de datos de Vocento, azuzada y exprimida por el genial y generalmente bien informado Francis J. Moya, del que no sé si en esta guerra trabaja desde su domicilio o desde la catedral periodística del Camino Viejo de Monteagudo, una vez que se empadronó murciano laboral. Tengo que pensar de él lo que a lo mejor él no piensa de nosotros. ‘Teruel existe’. No pasa nada, el pensamiento es libre; la acción es lo que está condicionada.

Me alegra mirar los santificados, puros  y siempre constructivos y amables tuiteres de mi antigua conocida Maitextu, de la Cope Cartagena, sita en la calle Mayor, en la acera de la derecha en dirección al Puerto.

Me encanta la agresividad verbal de Pencho Angosto, uno de los peñistas más significados e históricos en la Efesemanía, con la que atiza por tuiter todo lo que pilla por delante y que no considera honrado. De Pencho soy yan desde que me enteré de la humanitaria faena que hizo de llevar a un vecino de localidad, en medio de un partido de fútbol fuera de Cartagena, al hospital.

MASCARILLA

Pues me encanta, y me maravilla, el gran esfuerzo de Manuel Ángel Balaguer, compañero director y 33’33 por 100  del medio onceañero con el cerebro técnico y administrativo Andrés García Montesinos, y conmigo,  del diario Sportcartagena, como fundadores. Me llena de alegría la fuerza mental y el estoicismo con el que conlleva Manolo la recuperación de su tremenda operación de corazón en la Arrixaca y la situación (otro problema) de una pierna ulcerada (pocos pero molestos centímetros) de la que sale adelante en la reclusión con todas las garantías sanitarias.

Me encanta la deportividad y generosidad con todas las personas a las que hasta la fecha, en siete u ocho días, he llamado por teléfono (Joaquín Martínez, Fran Alcoy, Luis Franco, Alonso Gómez López, Carlos Trasante, Paco Belmonte, Rafa Rubio... ) para conseguir cinco o seis minutos de entrevista en estas especiales circunstancias. Aquí saco pecho y digo que me he reinventado,  sacando de la senil mollera decana este simple recurso que desemboca en la edición de unos vídeos que solo intentan entretener y dedicarles yo mismo un tiempo.

Me encanta que Jimbee Fresh International SLL siga multiplicando su trabajo con repercusión mundial,  con una producción alimentaria que, de buen rebote, revertirá en el progreso del deporte de pista espectáculo del fútbol sala en Cartagena,  de la mano de los Jiménez Bosque.

Y ya, la verdad, no me encanta ni un pelo que este medio digital haya perdido temporalmente su Tertulia de los lunes, con Charly Sánchez coliderando con sus recursos y maña explicativa las reuniones ante la cámara de Pedro Sánchez Saga con el jefe de Automenor Cartagena, Ángel García, con su equipo de contertulios, opinando libremente del Efesé, por poner un ejemplo. Un moderado Alberto de la Corte pone el punto de moderación.

Comprendo y supongo la reclusión de señoría Álvaro Bellas, empedernido seguidor de los encuentros de fútbol sala en el Palacio de Deportes y los de fútbol en el Cartagonova, embutido en la correspondiente camiseta. Y en un extremo de la ciudad, también digno, veo al popular El Papus con el mono de fútbol, aburrido y hastiado de la perra vida que toca.

Me gusta la generosidad y en todos los que vengo tratando (por teléfono) compruebo  el propósito de ser coherentes, más que nunca, en estos días en los que todos nos morimos de miedo pero somos hipócritas sacando ramalazo de vena supuestamente irónica para mantener el tipo. Cobardes que somos. Y también un poco bichos.

Reflexión atrevida/osada en tiempo de Coronavirus
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