Mira, no, no y no... yo no quiero a Luis Carrión como entrenador del FC Cartagena. No lo quiero. Y te lo voy a explicar.
Hace unos meses tuve la oportunidad de entrevistarle, de hablar con él, de reunirme con él, de tener una charla cara a cara tan tranquila como amigable y me cayó bien, muy bien.
Creo que es un tipo que tiene las cosas claras, que sobre todo y por encima de todo tiene la convicción de que ‘muere’ por sus ideas, por su manera de entender el fútbol, de saber lo que lleva entre manos y de muchas cosas más.
Pero en esa entrevista le hice varias preguntas: ¿Qué es el fútbol? ¿Qué fútbol entiende Luis Carrión? ¿Qué fútbol coloca al FC Cartagena en la parte media-alta de la clasificación en una categoría tan jodida como la Segunda A cuando apenas nos quedan unos cuantos partidos para terminar la Liga y ya estamos salvados? ¿Qué fútbol de cinco estrellas hemos sido capaces de hacer en el Cartagonova frente a rivales muy buenos y a la semana siguiente hemos visto a nuestro mismo equipo hacer el ridículo en cualquiera de los campos de España?
Pues bien. La respuesta a todas estas preguntas es tan sencilla como inexplicable: yo, al menos no tengo ni puñetera idea. Y no la tengo por una sencilla razón: porque el fútbol es fútbol; porque el fútbol es tan sencillo como complicado; porque si no fuera así, este bendito juego jamás sería tan grande como es….
¡!Ahhh¡¡ Por cierto. Yo no quiero a Luis Carrión como entrenador del FC Cartagena porque se equivoca en los cambios, porque no mete tensión en algunos partidos, porque a veces le veo demasiado serio, porque a veces… Porque a veces, tú, querido aficionado y seguidor del equipo en el sofá con el mando a distancia y que eres tan buen entrenador, serías tan bueno como él. O yo mismo, que soy capaz de opinar y de equivocarme cada día del juego del equipo.
Por eso, y por muchas cosas más, yo no quiero a Luis Carrión como entrenador del FC Cartagena esta temporada: yo quiero a Luis Carrión como entrenador de mi equipo durante muchos años más. Y el día en el que me equivoque lo diré públicamente. Pero hoy, y con la salvación en el bolsillo, mi apuesta está clara. Mi entrenador es él. Y ahora criticadme.