viernes. 19.04.2024

La Farola de El Lago: Mariano 'El del Mesón'

Saben mis lectores, que me encanta hablar (escribir en este caso) de la historia futbolística, (y no solo futbolística), de nuestra querida ciudad, Cartagena, España. Esa historia, se ha forjado a base de personas que han ido dejando su estela, su trabajo y su protagonismo. Sin ellas, no sería posible relatar absolutamente nada. Por ello, creo que les debemos un recuerdo, y servidor, cada vez que puedo procuro refrescar la memoria de los lectores que ya peinan canas, y poner al día (según mi óptica) a los más jóvenes. En esta ocasión, les voy a hablar de una persona entrañable, que durante muchos años, desde los sesenta hasta los ochenta más o menos, ocupó un espacio enorme en todos los aspectos de la vida social y deportiva de nuestra ciudad, se trata de Mariano López Maestre “Mariano” Mariano López Maestre, era (es) un carismático personaje de nuestra ciudad, conocido en todos los ámbitos sociales, Mariano “el de los taxis”, Mariano “el del Mesón del bocadillo”.

Mariano, era en su juventud un prodigio de persona, tremendamente extrovertido, simpático, se hacía querer, y con un tremendo don de gentes que le abría todas las puertas. Su pasión era el fútbol, siempre nos decía que él había jugado con La Unión, y era verdad. Empezó la popularidad de Mariano cuando instaló en el “Lago” (¡Ay… El Lago!) su parada de taxis de “de lujo”. Eso ocurrió por el año 1956-57. Ya por aquellas fechas, nosotros, los chavales que queríamos despuntar en esto del fútbol, le contratábamos para que nos llevara a todos los pueblos de la región donde jugáramos, Mariano era imprescindible, locuaz y ameno, era un placer viajar con él, siempre tenía la ocurrencia justa, lo pasábamos fantástico. Aparco un momento esta parte de mi amistad con Mariano, para retomarla más adelante, y contar alguna de las muchas anécdotas que he vivido con este gran amigo.

Mariano, junto con Pepe 'el del Puerto Rico', contrataron el alumbrado eléctrico en el Almarjal en 1968 

A Mariano le reservaba la historia futbolística de nuestra ciudad un papel importantísimo, porque… visto desde el prisma actual, el hecho que voy a referir seguramente tiene poca resonancia, pero…sitúense ustedes en el año 1968. Por aquella fecha el presidente del C.D. Cartagena era el “Joyero” Don Antonio Hernández y Mariano, que poco a poco había ido escalando puestos en la sociedad cartagenera, era el gerente del Club. En ese año, el C.D. Cartagena decide unirse a los muchos equipos de fútbol que ya tenían luz artificial en sus estadios. Y, es Mariano el encargado de realizar todas las gestiones para llevar a feliz término tan importante evento. La empresa que contrató Mariano, (junto a Pepe Sánchez Macía, “el del Puerto Rico”) para realizar la instalación eléctrica, fue la Sevillana “Proyemor” por el coste total de un millón de pesetas (una fortuna en la época).

Por fin, la noche del cinco de Septiembre de 1968 se celebró el encuentro de inauguración de la luz artificial. El equipo elegido fue el Valencia y el resultado fue de C.D. Cartagena 0 Valencia C.F. 1, tanto marcado por Machicha. Los capitanes fueron Santos y Waldo. El saque de honor lo hizo la señorita Juana Mari Huertas, hija del Alcalde de la Ciudad D. Ginés Huertas. Mariano, fue abriéndose paso en la vida, trabajando a destajo en todos los terrenos, ya digo que era un ser excepcional. Con los taxis, y debido a su buen hacer, logró tener una pequeña flotilla de coches, que daban servicio a Española del Zinc, Refinería de Petróleos y a muchas empresas, y eso le valió para que su nombre se popularizara en Cartagena.

Posteriormente, junto a su amigo Blas “la perla negra” (futbolista de la cantera de Cartagena con una zurda de oro, y al que se le auguraba un futuro futbolístico fantástico, jugó en el Cartagena, pero para mí, siempre fue una incógnita el por qué este hombre no consiguió triunfar en el fútbol) inauguraron un precioso establecimiento en la Plaza de la Merced (El Lago), llevaba el nombre de “El Mesón del Bocadillo”. Hizo furor en Cartagena, su fama se expandió rápidamente por la calidad de sus productos. El Mesón era visita obligada para los matrimonios y grupos de amigos, para reunirse, y cenar esos hermosos bocadillos de Jamón que tenían un sabor especial, antes de entrar al Cine Central a ver la película del día.

Fue una época dorada en la que Mariano “arrasaba” en todo en popularidad y en admiración. Vuelvo a retomar el hilo de “mis aventuras” con Mariano, y quiero contar una anécdota, que demostrará (a mi juicio) su gran humanidad y el grado de su amistad y agradecimiento. En esa ocasión, íbamos a jugar un partido a Mula (y posiblemente a fichar con ellos), eran las fiestas, y habían contratado al Atlético de Madrid para ese partido. Fuimos, Lorenzo Moya, Paquico Raja y servidor. Mariano llevaba su precioso Mercedes azul, el mejor de Cartagena. Cuando nos recogió para empezar el viaje, ya notamos que algo ocurría, porque Mariano que como he dicho era la alegría de la huerta, y estaba muy serio y preocupado. Naturalmente le preguntamos qué ocurría, y después de mucho rogarle nos contó su preocupación (téngase en cuenta que eran casi los principios de su negocio). Resulta que el coche, su Mercedes, había costado doscientas cincuenta mil pesetas que, deberían ser pagadas en cinco letras de cincuenta mil pesetas cada una, y el martes, (dos días después de este viaje) vencía la última de esas letras, y en ese momento Mariano no disponía de todo ese dinero, y se vería en la necesidad de pedir un préstamo al banco. El viaje, por esta razón no fue tan alegre como lo eran generalmente.

Una vez disputado el encuentro, nos reunimos con la directiva del Club, para discutir las condiciones en las que ficharíamos. De común acuerdo (y sin que Mariano lo supiera) le dijimos a la directiva que ficharíamos con ellos pero poníamos como condición que se le adelantaran a Mariano toda la cantidad de dinero de los viajes de toda la temporada, incluidos los jueves que iríamos a entrenar. Tras mucho deliberar aceptaron, y nosotros más alegres que unas castañuelas, le dijimos a Mariano lo que había y que entrara a discutir las condiciones. La cara de satisfacción de Mariano cuando salió de hablar con los directivos nunca la olvidaré, pues reflejaba la alegría de poder cumplir con su compromiso y poder salir de ese apuro. El agradecimiento de Mariano con nosotros fue eterno, les diré a ustedes que, el regalo de boda que me hizo fue poner su precioso “Mercedes” a mi disposición sin cobrarme ni un céntimo, y además cada vez que iba a su mesón tenía que hacer un gran esfuerzo para que me cobrara. Hoy Mariano no se encuentra bien, pero sigue entre nosotros, y yo le deseo lo mejor del mundo, y le doy las gracias por ser mi amigo. Y a ustedes también por leer mis artículos.

P.D. Quiero dedicarle este artículo de mi “Farola del Lago”, a la esposa de Mariano López Maestre JOAQUINA, A SU HIJA LOLA, Y A SU YERNO MIGUEL, y decirles que aquí tienen un amigo para lo que necesiten. Un abrazo

La Farola de El Lago: Mariano 'El del Mesón'
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