jueves. 25.04.2024

LA FAROLA DEL LAGO | ¡ No tengo remedio ¡

Es imposible, no tengo remedio, y… además no quiero tenerlo. Os estoy viendo la cara, y estaréis diciendo… que nos querrá largar “el Loren” hoy, jejeje os conozco, son muchas “Farolas” escritas, y sé a qué lectores me dirijo. Me dirijo a unos lectores fieles, soñadores (como yo), añorantes (como yo), y con ansia de vivir, y de transmitir esa vivencia (como yo). Por ello, no tengo más remedio que seguir siendo fiel a mi “estilo”, y contaros historias verídicas, (como decía el inimitable Paco Gandía) que me han ocurrido en primerísima persona, y por eso, porque lo tengo metido en mi cerebro a fuego, os lo puedo transmitir.

Veréis, todas las tardes cuando vengo a mi querida UPCT, en nuestra Cartagena de España, tengo que aparcar en la explanada de la Plaza de toros, en esta explanada me he criado, y de ella, salí con veinticinco años, del brazo de mi abuela (mi mamá Concha) para subirme en el coche que había de llevarnos a la Iglesia de San Antón, en Cartagena, donde contraje matrimonio, y… volé a otro punto de nuestra ciudad. Por todo ello, comprenderéis que sienta algo muy especial cuando aparco en esa explanada, miro a uno y otro lado, y recuerdo los años más esplendorosos y “pujantes” de una niñez y juventud, que… ya jamás volverán.

Una y otra vez, cada vez que miro la explanada, “la repla”, todo en mi interior, y en mi cerebro, se convierte en recuerdos ¡vivos!, y pasan rápidamente a recordarme la “intrahistoria” que nos rodea a todas las personas mayores que, queramos o no, nos alimentamos de recuerdos que nos hacen más agradable los últimos años de nuestra vida. Hace tiempo que decidí apartar los malos recuerdos, (que también “haylos”), y “acariciar “solo los buenos, o… al menos los anecdóticos, que me hacen esbozar una sonrisa cada vez que recurro a ellos, para liberarlos del armario de mi cerebro, y ofrecéroslos limpios y desempolvados.

En esta ocasión (hoy), me he bajado de mi coche, que he aparcado como todas las tardes en la explanada de la Plaza de toros, para dirigirme a nuestra UPCT, al mirar para la fachada de la plaza de toros la he visto como era, cuando de niños jugábamos en ella, os recuerdo que, soy sobrino nieto de un gran torero de Cartagena “Gavira”, ese pequeño privilegio, era un salvoconducto muy grande para moverme en esa plaza.

PLAZATORS
La inolvidable Plaza de Toros de Cartagena, ahora convertida en ruinas romanas con el Anfiteatro

Además, como mi abuela (hermana del Gavira) era empleada de la plaza de toros, pues yo, tenía acceso gratis a todos los espectáculos, y a todos iba, agarrado del brazo de mi abuelica. Deberéis saber que, era tal mi grado de implicación con la plaza de toros que… incluso, me propusieron ser torero (no se me daba mal el toreo de salón), pero resulta que, cuando veía venir los cuernos que le ponían a la bicicleta para darle un pase, me entraba una “jindama” de muerte, y decidí que lo mío era el fútbol jejeje, los cuernos “pal quelosquiera”.

Bueno, pues aclarado mi grado de “implicación” con esta explanada, donde ha transcurrido mi niñez, mi pubertad, y gran parte de mi juventud, paso a relataros algunas de las muchísimas anécdotas que tengo de ese tiempo, humilde, pero… “hermoso”, en el que nos recreamos con los ojos “soñadores”, cuando nos vemos, los pocos que vamos quedando, la vida, inexorable va cumpliendo su ciclo vital, y va dando paso a otras generaciones, ni mejores ni peores, otras costumbres, otra forma de vida, y otras ilusiones.

Como os decía… yo, asistía a todos los espectáculos que, (por los años cincuenta) daban los sábados y domingos en la Plaza, cante flamenco, toros, teatro, variedades, boxeo, lucha libre… de esta, va la anécdota, gran furor había en Cartagena España, por la lucha libre, contábamos con un campeón del mundo cartagenero, Modesto Aledo, ¡nuestro ídolo!, y por aquí pasaba lo mejor del mundo en ese deporte, nombraré algunos de ellos, Inca Peruano, Ochando, Saludes Tarrés (cabeza de hierro), Victorio Ochoa, los hermanos Pizarro, Kid Zamboa… todos “tíos” de más de 100 kg, que daba miedo verlos, pasaban por tu “lao” daban un resoplío y te tiraban de espalda jejeje.

Resulta que, por aquel tiempo no había duchas en la plaza de toros, y… claro los luchadores después de sus combates tenían que ducharse (me parto de risa solo de pensarlo). El Sr. Víctor era el conserje de la plaza, y… junto al promotor de los combates, que se llamaba Reyes del Camino (que además, era el dueño del ring), eran los que organizaban todo el “tinglao”, una tarde, nos llamaron al hijo del conserje Juan Cánovas, a mi tío Pedro Pagán Cano, y a servidor, y nos propusieron que cogiéramos una regadera cada uno y nos subiéramos a la pareta de los retretes, y… con un pie en la pareta y otro en la ventana, ducháramos a aquellos “energúmenos”, tal era el aspecto de los luchadores después del combate. Me muero de la risa solo de recordarlo.

Prosigo. Lo recuerdo como si fuera ahora mismo, y han pasado casi setenta años, me veo (me estoy viendo conforme escribo, pues lo tengo fresco en mi mente), subiendo con una escalera de madera a la pareta del “váter”, y… una vez instalado con un pie en la pareta y otro en la ventana, pedí que me dieran la regadera, ya estaba preparado para que me llegara el primer luchador, me temblaba to el cuerpo del miedo que tenía.

Oigo el griterío de la gente, y supuse que ya había terminado, si antes temblaba ahora… más, mirando de reojo quién era el luchador que me llegaba, y por fin llegó, era el temible Ochando, me cagué del susto, cuando me miró lleno de sudor, con más de 110 kg, en cueros vivo, miró ‘pa’rriba’ y me dijo… ¡neneeee! procura que me caiga el agua en el cuerpo, eso, me lo dijo porque del miedo que tenía me temblaban hasta las uñas, el agua le caía en todos lados menos en su sitio. Llené un par de regaderas, y al final le di una ducha “decente”. Después de terminar la velada todos me dieron una propina e incluso me hice amigo de ellos, y es porque… no es tan fiero el león como lo pintan, y si los tratas bien te lo devuelven con una sonrisa y con agradecimiento. Esto, vale para todo en la vida.

Y nada más queridos amigos, aquí estoy, contando cosas ‘verídicas’ de mi vida. Un abrazo para todos.

P.D. Le dedico esta Farola del Lago, a mi compañero del Departamento de Ingeniería Quimica y Ambiental, (Grupo Quimica del Medio Ambiente), en nuestra UPCT de Cartagena España, Luis Negral Álvarez, por tantos ‘ratos’ que pasamos en nuestro laboratorio, y por ser fiel consejero, en la corrección de algunos de mis artículos. Muchas gracias Luis.

 

 

LA FAROLA DEL LAGO | ¡ No tengo remedio ¡
Comentarios