sábado. 20.04.2024

La Farola del Lago: ¿Añoranza o nostalgia?

Leo textualmente, “Añoranza”, es una sensación de pena por algo que perdiste, pero que existe la posibilidad de volver a recuperar. “Nostalgia”, es un sentimiento de pérdida por algo que perdiste pero que no recuperarás jamás. “Joder” como empieza Loren este articulo, este tío está “trasnochao”, (pensarán ustedes) pero…verán, siempre he sentido “tristeza” por los futbolistas que, una vez se retiran de lo que ha sido su vida, (prácticamente desde que tuvieron uso de razón) se encuentran tan desorientados que no saben cómo reaccionar.

Desde luego no soy psicólogo, y la opinión que yo vierta en este artículo, es naturalmente a título personal, y expresada un poco también, por haber vivido en primera persona parte de esa triste experiencia. ¿Qué ocurre en la mente de esas personas? y ¿por qué (generalmente) dejan de acudir a los estadios de futbol? La respuesta a mis propias preguntas, solo la encuentro pensando que les invade un sentimiento de envidia, “sana” pero envidia al fin y al cabo, o si queremos suavizarlo le llamaremos Nostalgia. Si… nostalgia porque ya no podrán saltar al terreno de juego, saludar al público, y creerse los reyes del mundo por hacer algo tan bonito como es jugar al fútbol, y recibir a cambio ovaciones y halagos.

Fíjense las paradojas de la vida, estas personas siempre se encuentran dispuestas a jugar con los veteranos porque, efectivamente, cuando lo hacen siguen sintiéndose “protagonistas”, pero en cambio, rehúyen acudir a los estadios como simples espectadores. Posiblemente, desde el fondo de mi conciencia, estoy retratando parte de mi experiencia, no quiero ser pretencioso, hablo desde un nivel casi amateur, muy lejos de los niveles a los que me estoy refiriendo, pero aun así, les aseguro que pasé (una vez retirado del futbol) unos años “canallescos” en los cuales no iba al estadio. Cuando veía unos críos jugando, no lo podía evitar y me liaba con ellos, como otro más. Afortunadamente, pasados unos años empezó a jugarse en el pabellón al futbito, y muchos de los que sentíamos la misma sensación, nos incorporamos a esa disciplina deportiva, que nos hacía más leve la nostalgia por el fútbol de “verdad”. Servidor, que no había tenido lesiones graves, fue precisamente jugando al futbol sala, donde en un desafortunado e involuntario encontronazo con Ramón Arango, (uno de mis mejores amigos) tuve la desgracia de romperme el menisco y el ligamento.

Por suerte me repuse, pero ya no quise volver al pabellón, lleno de Nostalgia por algo que hice y que ya no haría jamás. Ustedes pueden decir, ¡hombre Loren! En todas las facetas de la vida ocurre eso. Pero no es verdad, en el mundo del deporte la actividad termina cuando aun eres un “chaval” de treinta y pocos años, mientras que en las demás actividades generalmente esto ocurre con sesenta y cinco o más años y, lógicamente, no es lo mismo. Bueno al grano, porque me he ido un poco del tema, siempre me ocurre lo mismo, me pongo a rememorar y se me va el “santo al cielo”.

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Estadio municipal de El Almarjal.

No voy a dar nombres, pero los que amáis el fútbol y peináis algunas canas, podéis pensar en jugadores de nuestra ciudad, (Cartagena-España) que han sido notables, y que prácticamente nunca han vuelto por el Cartagonova, veréis como os salen un montón.

Es cierto que, hoy día con las escuelas de fútbol, las tertulias y las retransmisiones deportivas, tanto de radio como de televisión, un pequeño porcentaje de los jugadores, encuentran una forma de seguir ligados a lo que ha sido su “trabajo”, pero el resto desaparece totalmente de los estadios de fútbol. Por todo ello, la única explicación que le encuentro a este desarraigo generalizado, se debe a la NOSTALGIA que produce el no sentirse protagonista del partido, en el que tantas veces has participado, y eso redunda en que, inconscientemente, hasta pasado mucho tiempo no se acepta ese otro papel de simple (pero importante) espectador. Como siempre, mil gracias a mis lectores.

P.D. Este artículo se lo dedico a mi tío Santiago Pagán Cano. Mi tío, con quien me crié, y con el que aprendí incluso a dar mis primeros pasos, es una persona admirable, y al que le tengo un gran cariño. Artista polifacético donde los haya, actor, cantante, pintor… y con unas ansias de vivir que le mantienen eternamente joven. Un gran abrazo, hermano.

La Farola del Lago: ¿Añoranza o nostalgia?
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