martes. 16.04.2024

La Farola de El Lago: ¡¡La puerta!!

Veamos cómo escribo este artículo, hiriendo a la menor “gente” posible, y escribiendo libremente mi pensamiento. Exponiendo mi punto de vista, fruto de una larga experiencia, y meditando todas y cada una de las palabras que escribo. No se de quien parte la idea, es decir que, lo que escribo no va dirigido a nadie en concreto,  porque… en concreto, (valga la redundancia) no sé cómo ha empezado toda la “vorágine” de ponerles nombre a las puertas del estadio Municipal Cartagonova, y repartirlas indiscriminadamente.

Para inmortalizar a una persona, (de eso se trata) que está o ha estado entre nosotros, tienen que darse una serie de circunstancias excepcionales, relacionadas con la labor que ha desarrollado en su vida, y en su trayectoria profesional.  De esas circunstancias excepcionales, hay que apartar la emotividad, porque esta, es un hecho aislado, en la que cualquier persona de cualquier índole social se puede ver inmersa. Pongamos un ejemplo. Hemos visto en las Olimpiadas, carreras en las que, algún atleta ha desfallecido, y en su afán de llegar a la meta, se “arrastra” lastimosamente llorando por la pista, para conseguir su objetivo, ¿Habrá algo más emotivo que esto en el deporte? ¿Verdad que no? En cambio ese pobre atleta no consigue premio. El premio se lo lleva el que gana, el que ha cumplido todos los objetivos para los que empezó la prueba.

Es posible que, para algunos lectores de este artículo, (si no lo piensan detenidamente) puede resultar impopular, puesto que me desprendo de la fibra sensible, para basarme solo en hechos tangibles y reales. Pero…amo demasiado a mi tierra, y mi deporte, ¡el fútbol! como para pasar de puntillas, sobre un hecho tan trascendente, como es, dejar el nombre de una persona grabado de por vida, en un lugar tan emblemático y tan cartagenero como es el estadio Cartagonova.

Nadie, absolutamente nadie, (solo dos) ha hecho méritos en el fútbol cartagenero, para ganarse el inmenso honor de tener su nombre puesto en una de las puertas del estadio Municipal Cartagenero. Entre otras razones, porque el fútbol cartagenero (por desgracia) apenas ha hecho nada que merezca la pena resaltar a nivel Nacional, ni gestas de ningún tipo que se salgan de lo común, hay jugadores que han brillado con luz propia. Según dice la historia, el gran Amadeo, guardameta catalán que vino a hacer el servicio militar y echó raíces en nuestra ciudad; Jauregui, cantidad de años en Cartagena España, jugando e impartiendo sabiduría; Pepe Egea, jugador, entrenador y presidente del Club. Y…muchos más (locales y foráneos) dignos de recordarlos siempre, pero… una cosa es recordarlos  y otra perpetuarlos. Para eso, se necesita mucho más.

Sé por propia experiencia, como cuida el Ayuntamiento los detalles, para conceder cualquier titulo, y cometer los menores errores posibles. Digo por propia experiencia, porque…me consta los enormes requisitos que se necesitaron, para que se le concediera el título de hijo adoptivo de la ciudad, a un querido y recordado  amigo.

Hace muy pocos días, tuve el honor de que D. Nicolás López Cuadrado, Vicepresidente del Cartagena F.C. me hiciera pública entrega del primer ejemplar del Libro, Recopilación grafica de 100 años de fútbol en Cartagena España, que pasa a engrosar mi archivo, junto con las “joyas” de la historia futbolística que varios antiguos aficionados me han hecho depositario, y de la que me siento tremendamente orgulloso.

Todo ello me hace recapacitar en la tremenda importancia que tiene, darle el nombre de una persona a una de las puertas de nuestro querido estadio Municipal Cartagonova. Por ello, y con el fin de ser totalmente objetivo (alejado de la emotividad) creo firmemente que solo se pueden dar dos circunstancias para conceder ese gran honor y que tenga que ver con el tema totalmente deportivo. Circunstancias que nunca deben ser aleatorias, ni producto de la idea de una persona,  si no que se base en hechos IRREFUTABLES. Estos hechos (al igual que en otras ciudades de gran arraigo deportivo) tremendamente difíciles de cumplir, como corresponde a un honor tan grande. Se basan en los siguientes puntos:

El futbolista, que tiene derecho al honor de que su nombre figure en una puerta del Estadio Cartagonova, deberá de haber cumplido al menos 500 partidos oficiales, representando al primer equipo de la ciudad. Es indudable que esa cifra de partidos oficiales es un aval importantísimo de la fidelidad de esa persona a la ciudad, y a su equipo representativo. Por supuesto que en este caso pueden estar jugadores locales y foráneos.

El futbolista cartagenero que haya tenido el honor de vestir la camiseta de la Selección Nacional Española de fútbol en su grado máximo, también tendrá el derecho a que su nombre se perpetúe en una puerta del Estadio Cartagonova. A lo máximo que puede aspirar un futbolista en España y en el Mundo, es a vestir la camiseta del equipo Nacional de su País.

Estas dos circunstancias (repasada exhaustivamente la historia) solo se dan en dos personas. (Afortunadamente vivas, y cartageneros hasta la medula) ellos son: Pedro Arango Segura “PERICO”. Nacido en la Calle San Crispín de Cartagena, (el dos de Oros) 560 encuentros ofíciales  con el Cartagena, más de 100 partido amistosos, venciendo mil obstáculos y sobreponiéndose a todos ellos. Toda su vida al servicio del fútbol local, en lo que le han necesitado, futbolista, entrenador, delegado, haciendo lo indecible para que, su equipo del alma superviviera, buscando “sponsor” para su equipo,  limpiando botas si ha tenido que hacerlo, y protagonista de tres ascensos seguidos con nuestro equipo ¿Es eso poco?

El otro futbolista que merece el gran honor de dar su nombre a una puerta del estadio Cartagonova es Juan Miguel García Inglés “JUANMI”. Cartagenero por los cuatro costados, mas de 500 partidos de fútbol en la élite nacional.  Y el único jugador local de toda la historia que ha vestido la camiseta del equipo Nacional, y además (por si fuera poco) en presencia de 15.000 cartageneros que enloquecieron viendo a su ídolo defender a España. Hoy día Juanmi realiza una labor grandísima con la cantera de fútbol local impartiendo toda su sabiduría.

Ya está puesto el nombre de una puerta, y…puesto está. Miki Roqué se llamaba el hombre que, producto de una cesión deportiva llegó a Cartagena, y permaneció una temporada entre nosotros, a decir verdad, y siendo totalmente sincero, su recuerdo solo permanece en mí por lo emotivo. En cuanto a  lo deportivo su brevedad entre nosotros, no me da derecho a juzgarlo. Como digo ya está hecho, y su familia, siempre que vengan a Cartagena, tendrán el honor de ver que en nuestra ciudad hemos sido muy receptivos a guardarle un recuerdo eterno, al que naturalmente un servidor se une con el máximo respeto.

Y nada más. Señores, es un artículo que debía escribir porque entra de lleno en algo que tanto me gusta. La historia del fútbol en Cartagena España. Un abrazo muy grande para todos los lectores de mi “Farola del Lago”.




 

La Farola de El Lago: ¡¡La puerta!!
Comentarios