Esto es el fútbol, sus rarezas, sus sorpresas, sus secretos, sus penas y sus alegrías. Y por eso mantiene a la masa con su sentimiento pegado a los colores del equipo de su tierra. Y da igual que haya una fortísima corrupción desde los campeonatos del mundo a las ligas nacionales. Ya pueden existir Negreiras y Barcelonas, y árbitros así y equipos así, que parece que le importe un pito a todo el mundo.
Lo del FC esta temporada dentro del fútbol honrado y competitivo es el fútbol de la sorpresa, pero no. Es más : de la gran sorpresa. Esta remontada no la ha visto nadie en su vida y algunos dicen que, cuando haya equipo en la situación que el nuestro en la primera vuelta y al final de ella, se dirá : no perder la esperanza y acordaros del Cartagena. Puede que el FC sea una referencia a partir de ahora.
Será difícil, muy difícil, dificilísimo o imposible repetir la remontada, pero ha servido para pasar del pesimismo más rotundo y argumentado a la alegría más grande : seguir en el fútbol profesional sobrando tres jornadas de la Liga.
Esto es ese fútbol que nos da una enorme lección para la vida diaria : nunca hay que perder la esperanza y siempre se puede rectificar trabajando mucho y, al final, vencer.
Y el otro mensaje era : esto es Cartagena. Sí y no. Depende. Sí en el sentido de que es habitual en nosotros ser protagonistas de noticias extraordinarias para bien o para mal. Y toda la temporada ha sido así para terminar muy bien. Sí en que parte del pueblo y animal siempre y hasta el final como grupo de una Cartagena distinta a la que era. Más gente joven, grupo con moral y afición estando al pie del cañón y animando ejemplarmente. Cartagena para asombrar.
Y no porque el éxito del futbol es un ejemplo aislado y positivo de muchas cosas que ocurren en Cartagena y no nos gustan y que sigue siendo la Cartagena de siempre.
He escrito muchas veces que Cartagena es una ciudad equivocada y sin suerte. Pero esta vez no. Se rectificó trayendo al entrenador idóneo y el equipo pasó a ser del peor de todos a ejemplo milagroso. En parte de la primera vuelta sí que hubo mala suerte perdiendo puntos injustamente en los últimos minutos que nos hubieran mantenido con mucha más esperanza en el futuro. En la segunda vuelta, sí que la tuvimos de cara en momentos importantes.
Hemos mantenido el prestigio y la dignidad. Perdida clamorosamente en una ciudad sin trenes y sin corredor mediterráneo. Entre otras cosas, que para qué recordar en momento de alegría futbolística.