7 de diciembre de 2014, 15:10
FICHA TÉCNICA
ALINEACIONES
CARTAGENA FC: Limones; Ceballos, Tarantino, Nacho Neira, German; Luque, Sergio, Prosi, Ribas; Gato, Chus Hevia
Cambios: Pallarés por Gato. Min. 61 y Ramón Arcas por Luque Min. 82.
CÁDIZ CF: Aulestia; Mantecón, Arregui, Servando, Andrés Sánchez; Garrido, Juan Villar, Juanma, Fran Machado; Jona, Kike
Cambios: Airan Cabrera por Fran Machado. 76 min.
ÁRBITRO: Jerónimo Montes García-Navas, del colegio madrileño. Tarjetas amarillas para los blanquinegros Luque, Chus Hevia y roja directa a German (60 min.) por provocar el penalti. En los cadistas la vieron Arregui
GOLES:
0-1Min. 30: Juan Villar corona una jugada espléndida con balón a Kike y este sirve a Jona para que marque a placer
0-2Min. 61: Penalti que transforma el Cádiz por mediación de Juan Villar
0-3Min. 64: Juan Villar fusila y sentencia el partido
1-3Min. 89: Seba Ribas marca de disparo de falta directa al borde del área
INCIDENCIAS: Unas 2.500 personas en las gradas del Cartagonova –no se puede cuantificar con exactitud al no funcionar los tornos-. Jornada económica y mañana con sol pero fria
Una crónica de MANUEL ÁNGEL
Fotos: RAUL VELASCO
Pitos y protestas en el estadio Cartagonova al acabar este Nadie habría vaticinado viendo jugar al Cartagena en los primeros minutos que acabaria desangrado y abroncado por sus seguidores tras un partido deplorable.
Pero pasó. Los blanquinegros dieron la cara en los primeros veintitantos minutos incluso con buena nota y dando la impresión de que podría ser una buena mañana de fútbol. Pero todo fue encajar el 0-1 y todo se fue el garete. Parecía como si el buen juego, como si las ideas hubiesen desaparecido de un plumazo. Disueltas como el azucarillo que se pierde en el azúcar.
Hasta el primer gol de la mañana el Cartagena estaba ofreciendo una buena cara, si no la mejor si al menos era para hacerse ilusiones porque el Cádiz, agazapado atrás, tampoco estaba siendo nada del otro mundo, alguna cosilla por aquí, algún detallito por allá y pare usted de contar. Los albinegros estaban siendo muy superior.
Eso fue hasta la media hora. Después ya todo fue del Cádiz que incluso andando pudo haberle hecho mucho más daño aún a los cartageneristas.
Sin embargo lo peor estaba por llegar. El segundo tiempo ya empezó mal. Los albinegros se habían dejado las fuerzas en el vestuario a juzgar del modo en el que volvieron al césped, apáticos, lentos hasta decir basta y se dejaban superar en todos. Sus jugadores navegaban entre la desesperación y la impotencia que hizo aparecer el aburrimiento más absoluto entre los dos millares de aficionados que acudieron.
La jugada clave, o al menos la decisiva, llegaba a la hora de partido cuando el cartagenerista Germán comete la torpeza de agarrar a un jugador cadista en el área. El árbitro madrileño, muy cerca durante toda la mañana de la jugada, no tiene ninguna duda: tarjeta roja para el lateral izquierdo cartagenerista y penalti que transforma Juan Villar de manera inapelable. Además el 0-2 dejaba también la sensación de que aquello ya no lo movería ni la grúa Sanson que tenemos en el Muelle, si acaso veríamos más goles estos serían del Cádiz, como así fue.
En el Cartagena estaban tan perdidos que hicieron el primer cambio justo tras esta jugada y bajo una fuerte protesta se ordena desde el banquillo que salga Gato, casualmente el único jugador del Cartagena que estaba teniendo algo de claridad y de peligro en sus acciones para que entrase Pallarés que, en su primera intervención, ya es amonestado por darle un codazo a un contrario
Y como se estaba viendo venir sólo tardó tres minutos en llegar el 0-3, también tras otra magnifica combinación cadista que, de nuevo Juan Villar, acabaría mandando al fondo de la red. Partido cerrado y más que cerrado, aunque al Cartagena le faltaba todavía una eternidad por sufrir, casi media hora de agonía que sirvió para que muchos espectadores se levantasen para irse porque no aguantaban más aquel bodrio.
Navarrete, un recién salido en el Cádiz, no hizo el 0-4 porque el balón acabaría dando en el poste. Los gaditanos estaban jugando prácticamente andando y, aún así, todavía llegaría un nuevo disparo para estrellarse otra vez en la madera de un desbordado Limones, esta vez obra de Kike que no se creía como no había entrado aquella pelota.
El gol del Cartagena fue una mera anécdota, de Seba Ribas y llegaría a consecuencia de una falta directa cerca del área que el uruguayo demostraría confianza en rematar, atrapó el balón, incluso no le permitió a Tarantino lanzase, y acabaría marcando por bajo. Un gol que solamente lo celebraba con un compañero porque todo el mundo sabía que aquello no valía para nada que no fuese maquillar un marcador que pudo haber sido bastante peor.
La pregunta es ¿hasta cuando vamos a seguir así? aguantando lo inauguantable hasta conseguir echar a los aficionados del estadio.
