Es mi equipo. Nuestro equipo. Y seguirá siéndolo hasta el final. Lo ha sido durante muchísimos años. En las penas (muchas) y en las alegrías (menos), en las tristezas (frecuentes) y en las sonrisas (escasas), en los fracasos (de más) y en los éxitos (de menos), en los descensos (cantados) y en los ascensos ( de vez en cuando), en tercera (largos años) o en segunda (pocos).
Ya me gustaría conocer personalmente a Julián Calero e invitarle a un buen Ribera del Duero para hablar de nuestras cosas, que las hay y mucho. Pero las circunstancias mandan. Seguro que habrá tiempos mejores.
En esta semana que terminamos, me encontré con mi buen amigo Manuel Ángel Balaguer, en la conocida como Ruta del Deporte, la cual se inicia en el puente que nos acerca al Estadio Cartagonova, para continuar hasta el Palacio de Deportes y llega hasta el emblemático Kiosco de Miguel, en la entrada al Parque de Tentegorra, si bien para los más deportistas se prolonga hasta la montaña, con un largo y atractivo recorrido por nuestra naturaleza y con unas vistas únicas y extraordinarias.
Los momentos dulces que están viviendo los aficionados al fútbol sala de Cartagena contrastan, y de qué manera, con los malos que siguen sufriendo los del fútbol. O lo que es lo mismo, la alegría que semana a semana sigue dando el Jimbee contrasta con las penas del FC Cartagena, que tiene a los suyos con el corazón en un puño sobre la posible permanencia del equipo en el fútbol profesional. Son como la noche y el día.
Hablaba hace poco más de un mes de lo bien que estaba haciendo el futbol sala las cosas, de la ilusión por la clasificación para la copa de España, a jugar en casa en marzo, y el domingo pasado esa ilusión se desbordo con el primer título oficial, por una vez de la mano partidos políticos, prensa, afición y todo el cartagenerismo unido, que pena que el que quizás sea el club más importante deportivo de nuestra ciudad no estuviera una vez más a la altura institucional.
El fútbol no existiría si no fuera porque caló en el público en general, y poco a poco se fue convirtiendo en una pasión. El primer artículo de fútbol que hubo en Cartagena en 1903 ya se habla de una gran afluencia de público, con el paso de los años y en el año 1917, ya se hablaba de vallar el campo para cobrar una entrada, se construyó el campo de La Plaza de España, esto al principio hizo bajar un poco la afluencia de público, pero en 1920 con la aparición del Cartagena F.C., y la presencia de equipos de localidades limítrofes, hizo que esa afluencia fuera subiendo.