Las redes sociales ya estaban echando humo cuando el vecino del Muro de Alcoy metido a árbitro, Ais Reig, un caserolo de tomo y lomo, aún no había dado lo tres pitidos finales. Casi todas las criticas, de todos los gustos y colores, dirigidas al casi barbilampiño Borja Jiménez, que bastante cabreado estaba ya en el banquillo, especialmente antes del descanso. Vamos, que parecía que se acababa el mundo.
Porque 3-0 en 17 minutos tenía mala pinta, tanta que más de uno y de dos ya empezaban a cruzar los dedos para que no sucediera algo parecido a lo del Barça con el Bayer. Menos mal que el abulense lo tuvo claro y puso en liza a un Elady Zorrilla que le daba bocaos al balón, Alex Gallar que ciertamente apuntaría muchas cosas y muchos detalles de gran jugador y a Simón Moreno, muy bien en su papel de acompañante del crack Rubén Castro.
Asi fue cambiando este Crtagena al que le faltaba algo de tiempo para haber completado su vuelta al calcetín. Eso y que este árbitro caserolo, sin excusas de ningú tipo, vale, hubiese señalado la falta clarísima de Rosales sobre Nacho Gil en la banda y hubiese señalado el penalti, flagrante también, sobre Moreno.
El caso es que el Cartagena todavía tiene mucho que aprender. Mimbres hay. Pero también tiene que insistir en esa paciencia y esa tranquilidad que no se tuvo hace ocho años y que así acabó la historia, con aquel Efesé hundido del todo. Recuerda, paciencia y tranquilidad. Las victorias van a llegar y los buenos momentos también, utilicemos la imperturbabilidad y que Belmonte haga lo que tenga que hacer. Pero sin las locuras de entonces. Nuestro apoyo está aquí, claro como el agua clara.