lunes. 29.04.2024

Las consecuencias

Es difícil hilar fino y medir las consecuencias de lo que uno dice o hace. Y más con la situación tan delicada en la que está el club. Me explico.

Este pasado domingo un compañero de tertulia en Popular TV y, a la par, amigo, me hizo la siguiente reflexión detrás de las cámaras (por eso no diré su nombre a no ser que me autorice a ello): “como en Cartagena sigan esperando a Belmonte en la puerta tras los partidos, se va a poner nervioso y va a acabar vendiendo el club al primer Sporto Gol Man que pase por la puerta”. Y tiene parte de razón – hoy por hoy todo el mundo tiene parte de razón – pero claro, es difícil medir la fina línea que separa la crítica del ataque. Todo eso unido a la noticia de ayer de la denuncia de Belmonte a un tuitero por amenazas en un tuit impresentable.

Llegado este punto, me pregunto: ¿el hecho de que haya críticas razonadas y argumentadas es caldo de cultivo para que un imbécil, amparado en el anonimato de las redes sociales, amenace a alguien? ¿El hecho de que haya críticas razonadas y argumentadas es caldo de cultivo para que un centenar de personas esperen al presidente a la salida de los partidos? ¿Es acaso eso representativo del grueso de la afición, que espera que sus dirigentes le saquen de dudas? ¿Ha ocurrido algo grave en los últimos tiempos como para pensar que realmente corren peligro en Cartagena? ¿Cuál es la solución? ¿No criticar nada?

Seamos serios y honestos. Imbéciles hay en todos lados. En Cartagena, en Murcia, en Madrid y, si algún día colonizamos Marte también los habrá allí. Y la responsabilidad de los actos de esos imbéciles es pura y exclusivamente suya. Poco se puede hacer, porque cualquier mensaje puede ser tergiversado, malinterpretado. Evidentemente que desde aquí, yo el primero, condenamos la amenaza recibida, porque además hay que ser muy ruin para entrometer a menores. Con la familia y la vida privada de las personas no se juega.

Pero la solución tampoco pasa por dejar la crítica a un lado, porque ese ha sido el germen de los problemas que ahora mismo acarrea el club. Hacer la vista gorda ante situaciones que, vistas ahora con el paso del tiempo, eran inaceptables. Pero, los mismos que ahora atacan al presidente, lo hacían con la prensa que destapaba alguna de estas cosas. En SPORTCARTAGENA lo saben bien, por ejemplo. O también compañeros de Onda Regional, vetados por el club tiempo atrás. Hay que tener mucha personalidad, y estar muy bien cubierto para ir en contra del relato oficial, más aún cuando este encaja en la mente del aficionado. Pero esa ausencia de oposición ha hecho al globo subir tanto que ha terminado por explotar.

Así que no, la crítica, la oposición, es sana, y lleva a crecer. Que se tendría que haber hecho antes, sí, pero cuando la masa social está de tu lado es muy complicado ir contracorriente. Prácticamente es clamar en el desierto. Se puede cambiar de opinión – rectificar es de sabios, ¿no? – y se puede, es más se debe, fiscalizar todos y cada uno de los movimientos que se hagan. Siempre con respeto y argumentos, razonando cada paso que se da. Los imbéciles siempre van a existir, y hay que condenarlos. Desgraciadamente las redes sociales son un amplificador de la burricie y estulticia humana. Pero eso no es óbice para decir que hay cosas que se están haciendo mal, y que urge rectificar por el bien del club. No equivoquemos el tiro.

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Decenas de aficionados en la puerta para protestar contra Belmonte. Las críticas y su mala gestión han sido decisivas
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