viernes. 26.04.2024

La Farola del Lago: ¡Oye! Hablando de Jumilla...

Verán ustedes, estaba yo  el otro día, “sentaico” en mi “cuartico” de estar, viendo por televisión en la siete, el partido de nuestro F.C. Cartagena contra el Jumilla, y en esto, que pasa mi mujer por el pasillo, y me dice ¿será posible que os gane el Jumilla? a lo que, (sin hacer caso de la ironía de la pregunta) respondí ¡oye! hablando de Jumilla… ¿te acuerdas de la broma que le gastamos a un amigo jugando con La Unión en esa ciudad?. Claro que me acuerdo, (me respondió) pero…tantas me has contado. Y fue en ese momento, cuando pensé que no estaría mal, contarles a mis lectores  este recuerdo (creo que simpático) interpretado por cuatro amigos, llenos de vitalidad, y con ganas de reírnos hasta de nuestra sombra.

 

 Antes de empezar con el relato, permítanme que les presente a mis amigos, pues deseo que este articulo, sea un recuerdo póstumo a dos de ellos, y para mi otro amigo que sigue con nosotros, me gustaría que, sus hijos  lo lean, y la ventana de su memoria que empieza a entornarse, le deje entrever aquel ratico de uno de tantos, y tan buenos que hemos pasado. Les adelanto que los cuatro éramos jugadores de fúbol del Club Deportivo Unionense.

Juan Barrionuevo Carrascosa, Unionense hasta la medula, futbolista, entrenador, minero de rancio “abolengo”, era maestro metalúrgico, experto en flotación de minerales en lavaderos, un pedazo de tío que parecía un armario, con más de 1’90 de altura y 90 Kg. de peso, pero…todo lo que tenia de grande, lo tenia de buenazo, siempre dispuesto a la broma, y a vivir la vida con una sonrisa. Juan “el burro” era su apodo en la Unión, dicho sin desdoro, todo lo contrario, nadie que nombraba a Juan “el burro” lo hacía en tono humillante, si no con simpatía, dada su gran humanidad y sinceridad. Recuerdo que, allá por los años ochenta, la plata dio un vuelco en el mundo de los metales, y pasó de valer siete mil pesetas el Kg. a ciento setenta mil. Mi empresa, me envió junto a otros técnicos a tratar de enriquecer este metal en un lavadero que teníamos en Los Lobos (Almería), y en ese lavadero ejercía de “maestro lavador” Juan “el burro” en el, demostró su profesionalidad y conocimientos.  En ese pueblo “los Lobos” se quedó a vivir, junto a su bella  esposa (también Unionense) Jerónima Ros.

Ramón Arango Segura, (mi Aranguico) era como el hermano que nunca tuve, donde iba él, iba yo, o a la inversa. No me quiero extender mucho en comentar lo que era Arango, pues toda Cartagena le conocía, y por ello, y por mi cariño hacia él, escribiré un artículo dedicado a su persona. Si  señalaré que,  Ramón Arango era (además de un jugadorazo) la alegría de la huerta.

Manuel Miranda Serna, “ Manolin”, muestro “Manolín,” todavía…(Ahora mismo) está puesto en el diario deportivo digital, “Sportcartagena, mi artículo de “La Farola del Lago” sobre este gran hombre, del que presumo ser su amigo. Espero que, sus hijos le lean esta modesta columna, y la ventana entreabierta de su memoria la recuerde, y suelte una sonrisa.

Y por último, servidor, ¿Qué digo de mi mismo? pues… que me gusta recordar la historia, y compartirla en este caso con ustedes, con un pequeño toque de humor.

Bueno, pues ya estamos en situación. Era final de Junio (ya casi verano) el Club Deportivo Unionense (del que yo formaba parte), tenía que medirse, en el último partido de la temporada contra el C. D. Jumilla en esa ciudad. Llegamos en el autobús al estadio, y tal como se hace generalmente, mientras el encargado de material va situando el equipaje de cada uno en su sitio, el resto del equipo se dedica a pasear por el terreno de juego, inspeccionándolo y haciendo tiempo. En eso estábamos cuando “el Arango” nos llama a Manolín y a mí, y nos dice. Oye, he pensado gastarle una broma a Juan “el burro”, (que era el portero del equipo) nosotros, enseguida nos dispusimos a escucharle, pues estábamos “locos” por pasar un rato riéndonos de lo que fuera.

 

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En la imagen, Juan 'el Burro' es el sexto por la izquierda de la segunda fila.

El plan era el siguiente, yo, entretendría con cualquier excusa a Juan “el burro”, y mientras, Manolín y Arango, entrarían al vestuario, y pondrían en marcha el plan de Ramón, que consistía en coger el pantalón de portero, y echarle a Juan “el burro” en la braga LINIMENTO DE SLOAN “EL TIO DEL BIGOTE”, figúrense ustedes la broma, principio de verano, el sudor propio del partido, y el linimento haciendo estragos en el “ojo” de Juan “el burro”. Bueno aquello era diabólico. Empieza el partido y Manolin, Arango y yo apenas estábamos atentos al juego, solo teníamos ojos para mirar a Juan “el burro", y ver lo que ocurría.

Juan gritaba, “cabroooones” ¡como lo coja lo maaatooo!

El linimento empezó a hacer estragos en el “culo” de Juan “el burro”. “El burro” venga a rascarse, la gente “muerta” de risa, diciendo ¡qué le pasa a ese portero!. Si les digo que, ahora escribiendo esto, me “troncho” yo mismo ¡es la pura verdad!,  Juan “el burro”, iba de poste a poste, rascándose contra la madera. Su amor propio, le impedía abandonar el partido. La gente no miraba el partido, solo estaba pendiente de la desazón de aquel gigante, que solo hacía rascarse. Juan gritaba, “cabroooones” ¡como lo coja lo maaatooo!

Cuando por fin, pitó el árbitro el final del primer tiempo, Juan “el burro”, salió disparado, rompiendo de un empujón la puerta, y el candado de los vestuarios, y se tiró en plancha a la ducha, echando sapos y culebras. Nosotros, y el resto de jugadores, directivos y acompañantes del equipo, nos “partíamos” de risa. A partir de ese momento, Juan no tenía otra idea que enterarse de quien había sido él, o los, que habían maquinado tal broma,

No terminó su suplicio todavía, pues de vuelta para Cartagena, ya en el autobús y debido al estado “deteriorado” de su “trasero”, el jefe de expedición, que era Diego Romero Roca, (Diego el alpargatero) que le iba la marcha más que a nadie, le dijo a Juan “el burro”, que se tirara en el ultimo asiento “boca abajo” para que le “picara” menos. No vean ustedes a Diego Romero, haciendo bromas sobre el asunto, y diciéndole a Juan (tocándole el culo) no te preocupes “burrico”, que eso no es “na”.”

No piensen ustedes mal, solo piensen en jóvenes con ganas de reírse y…en fin, estas bromas de vestuario se harán toda la vida. También quiero aclararles que, Juan “el burro” se enteró de quienes habíamos sido los autores de la broma, pero… como su buen humor, era superior a su “rasquija” pues al final de todo, el mismo lo convirtió en una de las anécdotas de su vida. 

Por último, decirles a los familiares, tanto de Juan Barrionuevo, como de Ramón Arango, ya fallecidos, el cariño y respeto, que guardo de mis dos grandes amigos, y desear que vean en este articulo, la intención de mostrar la camaradería y amistad que nos unía. Y a mis lectores, muchas gracias por leer mi “Farola del Lago”

P.D. Este articulo quiero dedicárselo a la empleada de Eroski Cartagena- España, “Jovi” y a su grupo de whatsApp (lectores de esta columna) y en su nombre, a todos los empleados de ese supermercado, donde tan amablemente nos atienden a mi esposa y a mí, semana tras semana

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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