sábado. 27.04.2024

LA RAMBLA | Paco, te vamos a echar de menos

La última vez que nos vimos, que fue en los pasillos de abajo del ‘Santa Lucía’, te lo dije: “Cuídate Paco” y nos dimos uno de esos abrazos que sólo tú le dabas a los quete querían. Creo que te has ido demasiado pronto, que aún te tocaba renegar más con los malásfollá de turno, que haberlos haylos y los padres plastas. Pero en tu kiosko de Ciudad Jardín eras imbatible.

Sabías como ganarte a tus niños, que te querían con locura. Hemos pasado juntos tantas y tantas que ahora las recuerdo con alegría. ¿Te acuerdas de aquel domingo por la mañana, con un frío que pelaba, cuando decidiste poner a todo gas el himno del Barça? No me acuerdo qué partido había ganado el FC Barcelona pero eso a ti te daba igual, pero no a otros dirigentes (madridistas) que te espetaron a que quitases lo que estaba sonando y que lo pusieras en tu casa. Como mucho “pon el del Ciudad Jardín” y tú, refunfuñando cuando pasaste al lado de los padres que estábamos allí, descojonados de la situación, viniste a decir: “lo he quitao por no tener follones pero les jode porque son madridistas”. Verídico.

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El kiosko de Ciudad Jardín en el que Paco Almiñana pasó una gran parte de su vida

En lo personal has sido un amigo desde que aparecí con mi hijo, que entonces no tendría más de cinco años y el siglo XX estaba en el final. Más tarde sobre el 2010, volví con mi hijo pequeño que hoy ya vive fuera, estudiando una carrera que le apasiona y le dará muchas alegrías. Ya se lo decías tu: “que listo vas a ser coño”. No te equivocaste.

La verdad es que con mis dos hijos siempre te has portado de lujo. Aunque te lo dije muchas veces déjame que te lo repita, que mis hijos y yo te hemos adorado siempre a pesar de tu fama de malafollaíca, como buen cartagenero. Ni una queja tenemos en los miles de años que hemos estado juntos.

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Paco Almiñana en una imagen relativamente cercana

¿Y aquella mañana que estaba con mi familia en Amsterdan y nos llamaste urgente porque mi hijo (el mayor) tenía que jugar por la tarde en Ciudad Jardín que entonces entrenaba otro histórico como tú, Antonio Zamora. “Paco no podemos ir, estamos en Holanda” te dije. Era 2003 y para entonces el Ciudad Jardín era lo que siempre tuvo que ser, un club familiar y no la caja recaudatoria en lo que se ha convertido durante los últimos años, abandonados a su suerte aunque eso sí, pagando una fortuna por las equipaciones, por los viajes, por respirar, por todo. Y eso a ti no te gustaba nada. “Menuda gentuza ” me decías cada vez que hablábamos entre tu y yo “pero no digas nada nene, que me la juego” me recordabas siempre al final.

Vendiste miles y miles de fantas, cocacolas, aquarius, caramelos, chicles, gusanitos. Y cientos de miles de chcuches.Tu kiosko era tu vida, ése mismo que esta mañana he vuelto a ver, cerrado a cal y canto, hasta que aparezca otro y lo abra. Y la vida siga. Pero sabes lo que te digo Paco, que tenías más cojones que el caballo de Espartero y que pasarán muchos por ahí. Pero no vamos a tener otro como tú porque has sido inigualable. Allá donde estés Paquico, cuídate mucho pero aquí te vamos a echar de menos. Yo ya te echo en falta.

LA RAMBLA | Paco, te vamos a echar de menos
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