“En la primera parte estuvimos bien, pero tras el gol de ellos, que me gustaría que alguien me explicara la jugada, porque yo he visto la imagen y no entiendo el hecho de que haya dado el gol por válido. Y ya después, cuando sufres un golpe así el equipo se vuelve muy vulnerable. Además, el tercer gol ha sido para echarse a llorar”.
“En el fútbol de élite no te vale competir bien durante 45, 60 u 85 minutos; lo que vale son los goles y a nosotros nos falta mucho gol y mucha determinación. Lo peor es el puñal que se le clava al equipo después del partido y ahora no nos queda más remedio que continuar”, aseguraba Calero para luego añadir que “el único culpable de esto soy yo, y por entono el ‘mea culpa’. Jamás voy a tirar balones fuera ni voy a abandonar la nave; no lo he hecho jamás y no voy a hacerlo ahora. Todo lo contrario; tengo que ser yo el que empuje y asumir responsabilidades. Ahora no me queda más que intentar levantar al equipo y sacarle otra vez del fondo e intentar reanimarle para que el próximo partido volvamos a ser capaces de competir”.