Con un firme deseo de que sus caminos se vuelvan a unir y con una carta tan emotiva como cariñosa. Así dijo adiós de manera oficial el técnico catalán Luis Carrión a su aventura de dos años y medio como máximo responsable deportivo de la entidad, afianzando y consolidando un proyecto del que se hizo cargo con un reto que parecía imposible: salvar al equipo del descenso.
Carrión no solamente consiguió su objetivo durante los primeros meses como míster cartagenerista, sino que además se fue ganando el aprecio y el cariño de todos los que le han conocido, amén de convertir al FC Cartagena en uno de los equipos más respetados de la Segunda División, algo que sin duda quedará en el recuerdo.