16 de octubre de 2014, 13:36
En el cuerpo técnico del Cartagena se ve que quieren guardar todas las cartas que van a jugarse este domingo bajo siete llaves. Si no es así no se entienden por qué el entrenamiento de este jueves, programado a puerta cerrada, se decidiera silenciar hasta el lugar en el que se iba a celebrar y que, por cierto, fue por la mañana y en las instalaciones de La Manga Club.
Claro que, en realidad, lo que da que pensar es que el Cartagena va huyendo de que le graben o hagan fotos en el entrenamiento con Cáceres o, por ejemplo, con el propio Julio Ribas, amenazado seriamente de que no puede ni siquiera pisar el terreno de juego.
Para este sábado también hay preparado otro entreno, a puerta cerrada también, y sin un lugar especificado en el planing de entrenos. Preguntado el responsable de prensa, el valenciano Esteban Fernández, este dijo no poder facilitar el lugar elegido por deseo expreso del club, en este caso de los técnicos del equipo.
Difícílmente se entiende que en un lugar como La Manga Club, abierto al público y a sus clientes especialmente, pueda realizarse un entrenamiento "a puerta cerrada” a no ser que se decidan cerrar las puertas del campo principal o de los otros tres que existen en la zona alta, Pero mucho menos puede entenderse que se nieguen a facilitar el lugar.
Detalles que solamente ocurren en este Cartagena. Hasta en esto se ha vuelto el club en opaco y cerrado a cal y canto.
