Los 11.826 espectadores que se congregaron este domingo en las gradas del recinto cartagonovista le dieron la imagen que os ofrecemos. Algo que, sin ningún género de dudas, parecía una misión imposible antes del parón de Navidad, cuando este mismo Efesé estaba siendo pasto de las llamas y parecía que su rumbo no podría ser otro que el descenso.
Ahora, y a pesar del tropiezo -que no tiene discusión- este Cartagena es otro porque Julián Calero ha sabido darle la vuelta como a un calcetín para mantenerlo in columna, alejado del descenso aunque con la imperiosa necesidad de seguir luchando en todos y cada uno de los catorce partidos, las catorce finales, que le esperan a este equipo en el que sus futbolistas creían firmemente en la remontada desde el aterrizaje de Julián Calero, que este sábado (21 horas) volverá a tener una papeleta mayúscula: enfrentarse a su querido ex Burgos que, a la sazón, sigue siendo el único de los veintidós clubes que permanece invicto ante sus incondicionales.
Que mejor momento para romper una racha tan inmaculada como llevan los burgaleses. Porque todas las rachas se acaban y la del equipo burgalés, como cualquier otra, tampoco va a ser eterna. Mientras, el estadio Cartagonova, guste más o guste menos, seguirá siendo al día de hoy el primer estadio de fútbol de la Región.
