J. A. G.
Pero en la central de Murcia, entonces pegadita al Corte Inglés, aquella tarde, se encontraba ‘de guardia’ Baldomero el director adjunto, seguramente uno de los mejores periodistas que ha tenido ese diario en sus años de vida. ‘Baldo’, que así le llamaban, echó para atrás aquel titular con lo que hubo que construir otro nuevo. Lo hizo dando motivos profesionales de peso. Convincentes.
Al día siguiente Manuel Ángel volvió a encontrarse con el mismo problema, Juan Ignacio Martínez. Demasiado largo. Pero ‘Baldo’ no trabajaba aquella tarde, le reemplazaba un tonto el haba, el típico pelota, un negado para el periodismo de iniciales JAC y no decimos más.
Y nuestro director pensó: “esta es la mía, como está el tontarra este voy a probar otra vez con lo de JIM”. Y pumm. Diana. La palabra JIM coló. Y no sólo eso sino que gustó. A partir de ahí todos los periódicos y radios o televisiones empezaron a llamarle JIM que, como el propio Juan Ignacio ha reconocido en más de una ocasión, fue su amigo Manuel Ángel el que le bautizaría para siempre.
Reivindicando lo nuestro ¿verdad JIM?